El gobierno luce sordo y cojo para enfrentar el drama que significa el altísimo costo de la vida y la escasez de alimentos y medicinas. Tienes 4 años sin tomar medida acertada alguna para reactivar la economía. La caída del producto interno bruto es abismal. Lo peor es que con su accionar político enreda aún más la situación y no ofrece salida alguna, sino calles ciegas. Al convocar una Constituyente manipulada en su elección, inhabilitar a líderes opositores e incrementar la lista de presos políticos, lo que hace es cavar su propia tumba. El caso de Capriles es elocuente. El gobernador de Miranda se perfilaba en un escenario electoral como el candidato natural de la alternativa democrática. Ahora no le queda sino hacer lo mismo que Leopoldo López, quemar las naves, y lo mismo pasa con Ledezma, Guarulla o María Corina. En nuestro continente los únicos dos países que tienen presos políticos son Cuba y Venezuela.
El gobierno está totalmente desenmascarado. Hasta en el Consejo de Seguridad de la ONU se discute el caso Venezuela. Colombia no envió de vuelta a su embajador. Perú lo retiró. Cada vez más países de la OEA se suman al clamor de que se convoquen a elecciones generales. Nos robaron el revocatorio y no hicieron las de gobernadores que correspondían al año pasado, y ni siquiera anuncian las de alcaldes y concejales. Una economía y un país secuestrado electoralmente. Falta muy poco para que esto culmine, pero hay que actuar con inteligencia y con audacia a la vez. Se abre la posibilidad de que surja como lo plantea Weber un liderazgo circunstancial, que se alce con la simpatía del cambio.
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