Económicamente, el imperialismo contiene un componente de dominación, es decir, una situación de supremacía de una nación sobre otra,es lo que tradicionalmente los teóricos denominan hegemonía. A su vez, representa una exclusión por dominación física, como la ocupación del territorio de un país por otro más poderoso o por la presencia militar sustancialmente significativa como símbolo de fuerza y de poder.
Políticamente, es una doctrina, una conducta, una tendencia o sistema de regímenes que desean expandir su dominio hacia otros territorios a través de la fuerza, tanto militar, como política o económica. Visto así, un Estado imperialista, siempre desea imponerse sobre otros países para ejercer su control.
En relación con eso, desde hace más de 20 años el imperialismo chino ha deseado meter su mano invisible, pero con guante de hierro, en el continente Latinoamericano. Lamentablemente ha conseguido hacerlo en Venezuela, desde hace unos 10 años, se ha insertado en el corazón de nuestro territorio, de nuestra economía e idiosincrasia, avalado, impulsado y suscrito por el gobierno bolivariano, iniciado por el fallecido presidente Chávez y consolidado por el dictador Nicolás Maduro.
Desde esta visión, el “régimen de la paz y el amor”, como lo llama Maduro, para constatar el dominio militar de la República popular China sobre la patria de Bolívar, ha desplazado a Rusia y a Bielorrusia como proveedor del sistema de armas y equipos militares a Venezuela, además, recientemente le ha comprado un arsenal militar de dimensiones astronómicas mediante la entrega de nuevos equipos antimotines de última generación, entre ellos: 165 tanquetas, 24 tráiler, partes, piezas y repuestos para los rinocerontes, cincos containers repletos de equipos para reprimir ferozmente a los manifestantes que están decididos a cambiar el régimen.
La represión ejercida atrozmente por los cuerpos de seguridad del estado tales como la GNB y la PNB, han cobrado la vida de más de 80 víctimas durante las manifestaciones que se llevan a cabo en Venezuela desde el 1 de Abril y que no cesarán, hasta haber restituido la Democracia y darnos un nuevo gobierno.
Esta juventud no es la misma juventud del 2014. Ahora no está sola porque está acompañada por el ciudadano que lucha sin descanso hasta alcanzar sus objetivos de vida, que no son otros que: 1. Calidad de vida; 2. Estudios basados en oportunidad de trabajo; 3. Bienestar; 4. Deporte; 5. Tecnología; 6) Reactivación del aparato productivo y económico; 7. Libertad; 8. Respeto de los Derechos humanos.
Por último, todos los ciudadanos venezolanos sabemos que en este país la juventud sólo tiene futuro con un cambio de régimen. Es más, si en vez de adquirir nuevos equipos al imperialismo chino para reprimir nuestra juventud y a nuestro pueblo, hubieran invertido esos recursos en medicinas, comida, semillas para la agricultura e insumos para que no mueran ancianos y niños por desnutrición, enfermedades y hambre, otro sería el panorama tan dramático por el que atravesamos los venezolanos.
Así como vamos, a nivel interno suscribo las declaraciones de la Fiscal General de la República las cuales dejan en claro que estamos en manos de unos delincuentes y aberrados, que solo piensan en instaurar una dictadura brutal en nuestro país, pero no pasarán porque la dictatuyente no va, el pueblo no la acepta.
A nivel externo, somos víctimas del neo imperialismo chino, quien tiene sus garras maléficas metidas en nuestra economía, domina ideológicamente la dirección del gobierno y económicamente, mediante préstamos mil millonarios de dólares, se ha apoderado de nuestra principal riqueza: El petróleo. Por eso, a toda voz exclamo: “China, saca tus manos de Venezuela”.
Twitter @joaquichaparro