Con el cuerpo y el cerebro debilitados por los efectos de la escasez de oxígeno en la altitud descomunal del Himalaya, incluso los montañistas más resistentes que escalan por las peligrosas laderas del Everest suelen moderar su celebración para privilegiar un merecido descanso, reseñó elnuevodia.com.
No es el caso de Kilian Jornet. De algún modo, a este español le sobraba algo de energía.
“Mi plan original era subir una vez”, dijo Jornet a The Associated Press durante una entrevista reciente en Barcelona, un par de horas al sur de los Pirineos, donde creció. “Cuando descendía pensé ‘bueno, tal vez podríamos aprovechar algunos días antes de marcharnos’. Quería subir otra vez”.
Así, el hombre que ha sacado a la luz el deporte del atletismo de alta montaña emprendió un segundo ascenso en un periodo de seis días, hasta la cumbre más alta del mundo.