Más de 80 días han transcurrido desde que decidimos salir a la calle, a manifestar nuestro descontento contra los atropellos de Nicolás Maduro y su cúpula.
Han sido días intensos. De lucha, resistencia y mucha fortaleza. Jornadas en las que hemos perdido amigos y familiares, porque los venezolanos todos somos hermanos.
Hemos perdido a nuestra juventud. Chamos que nacieron para ofrecerle un futuro distinto a nuestro país y que perdieron la vida luchando por Venezuela. Por una realidad distinta a la que les ha tocado vivir en estos años de miseria, abandono y retraso.
Estamos frente a la mirada acuciosa de la comunidad internacional, pero indiferente de quienes a costa de todo buscan perpetuarse en el poder.
Hoy sumamos nuevas voluntades, dentro y fuera de nuestro país. Hoy sin duda somos muchísimos más los que exigimos cambio.
Un cambio que nos permita vivir en paz, en un país seguro y pleno de oportunidades para toda su gente. Donde el venezolano no sea condicionado por el lugar donde nace sino por su esfuerzo y ganas de superarse.
Queremos una Venezuela que exporte sus productos. Que vuelva a ser un paraíso turístico para los extranjeros. Donde nuestros niños reciban la mejor educación de la región y los jóvenes soliciten estudiar en nuestras universidades.
Una Venezuela en la que puedas ir a cualquier farmacia y conseguir todos los medicamentos. Donde los supermercados estén abastecidos. En la que las calles se tiñan de risas y alegrías, no de sangre y lágrimas.
Sumamos más de 80 días de resistencia, de lucha y de amor a Venezuela. Y si nos preguntan, cuántos días más resistiremos, nuestra respuesta siempre será: Los que hagan falta para recuperarte, Venezuela.
Fuerza, hermanos, que esto apenas comienza. El fin de este gobierno, está cercano y, será solo el inicio de la Venezuela del Progreso que todos anhelamos.