Lidis Méndez: El engaño es su divisa

Lidis Méndez: El engaño es su divisa

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En un país plagado de mentiras políticas la verdad es difícil de explicar; sin embargo, la traición del chavismo a la nación venezolana demostró una vez más que el socialismo como régimen político, solo sirve para amordazar la libertad, monopolizar el poder, destruir la economía y promover la delincuencia organizada. Estos años de desgobierno revelaron el engaño revolucionario que llamaron “poder popular”, el cual se fundamentaba ideológicamente en el “principio de soberanía popular y en el bienestar social??. Hoy en Venezuela el soberano es reprimido despiadadamente porque manifiesta el malestar social en contra del hambre, la inseguridad, la desigualdad, la violencia, y la precariedad.

Una clase política escandalosa se aferra al poder, los ex revolucionarios se atrincheran en Miraflores a pesar de su pérdida de popularidad, falta de legitimidad, implosión de la corrupción y estallido de una hiper mega inflación. Usando a los colectivos armados, sobornando la moral de las Fuerzas Armadas y favoreciendo con jugosos negocios a sus apasionados súbditos civiles, el gabinete del gobierno bolivariano y revolucionario (las mayúsculas son inmerecidas), le da un espaldarazo al principio de participación-negociación que hace 18 años ofrecieron en la Constitución de 1999, con miras a implantar adrede, un gobierno disfuncional que sufrió ante nuestros ojos grandes mutaciones ideológicas: nació bolivariano, creció popular, se desarrolló chavista, se reprodujo siendo socialista y abortó castro-madurista, todo con el fin de mantener en la sombra un Estado Comunal funcionalmente corrupto a través del cual amasaron cuantiosas fortunas.





Quien miente sin escrúpulos cae víctima de su propio engaño, la negación al derecho constitucional, que tienen los ciudadanos para solicitar el Referéndum Revocatorio, demostró que el régimen usó el “poder popular” como un artificio mediático y legal para conformar un Estado forajido dentro del Estado. Ahora tienen que destruir la estructura superior -la República- para que el engendro llamado estado comunal nazca. Todo el marco legal revolucionario fue un vil parapeto, por eso vemos a los siervos del tribunal supremo de justicia y el consejo nacional electoral -mayúsculas inmerecidas- cumpliendo la indignante labor de revestir de legalidad el falsiloquio madurista, llamado Asamblea Nacional Constituyente. Para lograr su propósito atropellan con tanquetas al “poder organizado por iniciativa popular” que tanto mediatizaron en campañas, cadenas, misiones y leyes en años anteriores.

¿Para qué sirvieron las leyes del “poder popular”, leyes habilitantes y decretos de emergencia económica si terminarían disolviendo la República? Su función fue distraernos mientras ellos gobernaban su micro Estado narcocomunal desde el Consejo Federal de Gobierno. La situación socioeconómica en nuestro país es tan grave, que no puede entenderse en términos de errores políticos o jurídicos, es más compresible entenderla en términos de los horrores morales que desencadenaron una convocatoria fraudulenta y engañosa contra todo el pueblo de Venezuela.

En estos momentos, como ciudadanos debemos entender que la única institución garante de la continuidad republicana en Venezuela es la Asamblea Nacional. Cuando todas las demás instituciones estaban en su contra logró separar el derecho del poder y consolidó la unidad nacional a pesar de la pluralidad de los intereses que convergen en ella. La República es nuestra, el vil engaño del socialismo menospreció una gran verdad: el consenso elemental que une a los ciudadanos en una Constitución para conformar el Estado, es la libertad política para elegir o rechazar a quienes pretenden gobernar la nación, esta condición no se negocia, ni se dialoga.

Lidis Méndez
Secretaria de Organización
Unidad Visión Venezuela Mérida
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