“En Caracas ya no se puede salir” es una expresión que se repite entre los residentes de la capital de Venezuela, que alguna vez fue símbolo de la modernidad en América Latina y hoy es una de las ciudades más peligrosas e inestables de la región, publica BBC Mundo.
Los altos índices de criminalidad y la inflación más alta del mundo han provocado la migración de miles de venezolanos y han afectado severamente la calidad de vida de quienes siguen allí.
El próximo 25 de julio la ciudad de Santiago de León de Caracas, su nombre oficial, cumple 450 años desde su fundación en un ambiente de protestas antigubernamentales, con trancazos en las calles y largas filas para comprar alimentos básicos.
Incluso en ese contexto, la periodista venezolana Mirelis Morales se propuso desmontar la creencia de que en Caracas “ya no se puede salir”.
La reportera de 37 años, que acumula varios años escribiendo sobre la capital en un blog personal, creó el proyecto Caracas en 450, una página web y un libro digital que se publicará próximamente que reúne 450 experiencias positivas para conocer y vivir la ciudad.
La mayoría de las propuestas son gratuitas e incluyen lugares históricos, sitios para ir a comer, actividades de organizaciones sin fines de lucro, paseos turísticos, museos, teatros, cine al aire libre e iniciativas ciudadanas independientes.
El portal web las presenta con breves textos en formato de crónica y fotografías.
Morales agrupó a unas 30 personas, entre periodistas, fotógrafos y diseñadores, para realizar el proyecto, en principio con la intención de homenajear a Caracas en su aniversario.
“Pero en el proceso nos dimos cuenta de que va más allá. Descubrimos historias de personas que han aportado mucho a esta ciudad y que merecían contarse”, le dice a BBC Mundo.
Como la de una familia propietaria de una pastelería llamada Las Nieves, que desde 1954 ofrece dulces y panes y este año remodeló sus instalaciones, un gasto que parece impensable en un país con una grave crisis económica.
Según Morales, ellos y otros tantos dueños de comercios en la ciudad siguen empeñándose en servir lo mejor a pesar de las dificultades.
Otro de los objetivos del listado de actividades, dice, es invitar a los caraqueños de generaciones anteriores a apartarse de la apreciación nostálgica de una ciudad que ya no es la misma.
“No podemos seguir con la idea de la Caracas que fue. Creamos una sección de historia en el proyecto porque hay que recordar el esplendor de la capital que alguna vez fue la más prometedora de la región, pero la idea es visualizar con agrado lo que somos hoy en día“, apunta.
El listado se separa también de la polarización política que ha predominado en los últimos años en el país y ha causado unos 100 muertos en los últimos meses, al incluir instituciones culturales gestionadas por el Estado y otras administradas por alcaldías y gobernaciones opositoras al gobierno de Nicolás Maduro.
“Se trata de recuperar el espacio público, que es de todos. Quisimos resaltar las buenas iniciativas, que aportan a la vida de la ciudad”, dice.
¿Y el miedo?
Por más que el entusiasmo hacia la ciudad siga intacto para muchos, la inseguridad es una realidad que se ha vuelto el gran obstáculo para vivir en Caracas, especialmente en las noches.
Ante el temor de ser víctimas del hampa, muchos prefieren refugiarse en casa cuando cae la tarde y salir solo para lo necesario.
Este fue un factor que Morales y su equipo consideraron al momento de enumerar las 450 experiencias.
Por ello destacaron iniciativas como las de la organización Te Paseo y Te Cuento, con guías de la ciudad que juntan grupos para recorrerla, una alternativa que puede ser más segura.
Además de conocer más sobre la historia detrás de edificios y monumentos, la actividad grupal sirve para reconocerse, dice Morales.
“La situación de violencia nos ha confinado a pequeños espacios, que compartimos con las mismas personas. Este tipo de iniciativas amplía la noción de ciudad y crea pertenencia”, señala.
24 horas en Caracas: ¿qué hacer? Por Mirelis Morales
Primero, un buen desayuno criollo con arepas para tener suficientes energías para el día que nos espera.
Visita al centro. Nadie se puede ir de Caracas —o de ninguna ciudad— sin conocer el casco histórico.
Plaza Bolívar, Catedral de Caracas, Basílica Menor de Santa Capilla, Iglesia de San Francisco, Asamblea Nacional, Palacio de las Academias, Biblioteca Simón Rodríguez,…
Ese paseo debe incluir obligatoriamente una visita a la Casa Natal de Simón Bolívar. Seguir hacia el Panteón Nacional, el Mausoleo y terminar en la Casa de Estudio de La Historia Lorenzo Mendoza, donde de paso hay un restaurante de comida mantuana para almorzar y adentrar al visitante en nuestra gastronomía.
De regreso, pasaría en auto por la Universidad Central de Venezuela y Plaza Venezuela.
Me instalaría a descansar en los jardines de PDVSA La Estancia, en la urbanización Altamira.
Saldría en metro rumbo al casco histórico del barrio popular Petare, para dar una vuelta por sus calles empedradas.
Tomaría luego la autopista Cota Mil y lo llevaría a ver el atardecer desde el teleférico, que sube por la montaña de El Ávila.
Y para cerrar, iríamos a cenar al sector de El Hatillo, declarado patrimonio nacional por el valor arquitectónico de sus casas coloniales.
La meta: ¿un imposible?
Morales ya había escrito en 2011 una lista de “101 cosas que hacer antes de morir en Caracas” para su blog personal, que recibió miles de visitas y fue ampliamente compartida en redes sociales.
Seis años después y ante un panorama de deterioro económico, pensó en el desafío de dar con 450 experiencias, el número justo que buscaba en el marco del aniversario de la ciudad.
“Tenía dudas sobre si lograríamos agrupar un número tan alto de experiencias provechosas. Pero me equivoqué, por fortuna”, dice.
La periodista acumuló más propuestas de las que buscaba y más bien tuvo que filtrar el listado.
Entre las sorpresas que se llevó, cita un proyecto independiente llamado Pasa la Cebra, conformado por un grupo de jóvenes que cada domingo llevan una biblioteca itinerante a la plaza Sucre del barrio popular de Petare, el más grande de la ciudad.
“Se instalan con los niños y les leen cuentos. Es un trabajo muy hermoso”, dice.
Sobre las actividades que quedaron fuera de la lista, Morales quisiera incorporarlas en un proyecto futuro, más amplio y que involucre a más personas.
“Todas las ciudades tienen sus bondades y carencias. Caracas no es la excepción, y este es un buen momento para resaltar lo bueno”.