Por y para desgracia, la broma, la chanza, la gracia venezolana no son una virtud y llegó el momento de preocuparnos todos y ponernos serios. Por eso me uno al coro de voces de Moisés Naim, Luis Vicente León, Henrique Capriles y algunos otros para alertar a chavistas, maduristas, opositores, militares y civiles. Las sanciones no son un juego carrizo. Ya basta de consignas vacías y machetes blandidos, de risitas, de medias tintas y doble moral, de “eso no es conmigo” como si todo fuera un jueguito. No enterremos a la República.
Atreviéndome a contradecir a muchos expertos que sostienen que las sanciones no funcionaron con Cuba, tengo que explicarles que eso es cuestión de perspectivas. Las sanciones no son, ni tuvieron nunca otro propósito que no fuera retaliación y quien la aplica, simplemente no tiene absolutamente nada que perder. Las sanciones siempre, inexorablemente destruyen. En principio apelo a la historia. Cuba nunca superó el embargo, sencillamente sobrevivió gracias a éste no porque las sanciones fomentaran un espíritu de cohesión interna, sino porque el cubano de a pie no las notó seriamente al menos hasta 1991. No las notó porque Rusia y el campo socialista europeo se abrieron masivamente con 50 mil millones de dólares, una cifra que no había visto nadie en América Latina. No las notó porque gracias al embargo, usado magistralmente por Castro la izquierda de Felipe González le abrió también los mercados y la de Rodríguez Zapatero le condonó las deudas, porque lo mismo hizo la izquierda de Mitterrand y fue la de Hollande la que perdonó sus compromisos. No las notó porque China le prestó mas de 4 mil millones y en especial, porque Carlos Andrés Pérez en “su nuevo orden económico” le suministró en 1974 primero 20 mil y más tarde 50 mil barriles de petróleo diarios “con la meta de llevarlo a 300 mil barriles” (Discurso de CAP 1974) en contra de la opinión de los betancouristas y de perder, como en efecto sucedió el mercado español y le mandó aviones para que comenzara su ruta al turismo de masas. La gente de a pie en Cuba no la notó por que desde México hasta la Patagonia, todos se ofrecieron a regalarle lo que podían a Fidel Castro y porque éste tuvo a sus pies y literalmente regalado gracias al embargo, el 90% del mercado global.
¿Cohesión? No amigos, la cohesión vino dada porque el bloque soviético y la izquierda mundial hizo funcionar el experimento castrista a fuerza de ingentes millardos, porque el cubano de a pie, que no conocía de mucho, sintió que las cosas mal o bien funcionaban aunque precariamente, porque Cuba estaba situado ficticiamente en el pináculo de la gloria militar, política, deportiva y cultural. Pero el embargo, amigos míos, aplastó a Cuba convirtiéndola hoy en una especie de “Parque temático” del despropósito, en un estado mendicante, uno que vive de las remesas del imperio, de las dadivas venezolanas, de la exportación de sangre y sudor de su mano de obra y del turismo low-cost.
Por eso es cuestión de perspectivas, repito, las sanciones no funcionan, destruyen. El único buen propósito que tienen es su fundamentación teórica y a quienes la aplican le importa un carrizo si funcionan o no, son en la mayoría de los casos un simple pase de factura. Y arrasan en especial a las naciones no preparadas. Irán al enfrentar las sanciones tenía 300 millardos entre reservas y sus tres fondos de estabilización (soberanos, petrolero), no tenía deuda externa y sus mercados estaban garantizados por completo a tal punto que no detuvo jamás sus ventas. De la misma manera Rusia antes de las sanciones tenía 600 millardos entre reservas y fondos de estabilización. Por eso al haber conservado sus mercados intactos, tener increíbles reservas y haber hecho ajustes económicos, ni el iraní, ni el ruso en la calle sintió el efecto de las sanciones. Y a eso habría que añadir que desde principios de los noventa ambas naciones comenzaron a ejecutar sus planes para ser autosuficientes en materia de alimentos y hoy Irán lo es en un 70% y Rusia acaba de pronosticar llegar al 100% en el próximo quinquenio. Pero políticamente es otro cuento. Irán no tardó ni cinco minutos en cambiar sus posturas y Rusia guste o no se sentó también y frenó en seco sus acciones en Europa.
Por eso lo de Venezuela puede ser una verdadera tragedia humanitaria. Sin fondos, sin reservas, sin ahorros, con un petróleo a 40 dólares y una deuda externa superior al valor nominal de la economía, en momentos en que la producción de alimentos se encuentra en su nivel histórico más bajo, debido a la implementación del plan de Chávez: “arrasar con los medios de producción a lo largo de 18 años, no por la “guerra económica”, que unos tontos repiten sin parar. Y, dependiente del mercado estadounidense en un 50% de los ingresos reales, el antiimperialismo blandiendo machetes es verdaderamente suicida, para el venezolano de a pie.
¿Qué viene ahora? ¿Qué sanciones económicas “fuertes y rápidas” aplicará Trump? ¿Qué tan “muy robusta” es la lista de posibles sancionados? Amigos los texanos no perdonan llámese Eisenhower y Cuba, llámese George Bush o Rex Tillerson. Mientras los venezolanos celebraban la gracia verbal de Chávez, al grito “Vayanse pa’l carajo yankees…” reían y les parecía graciosa la comparación de Bush con el demonio, Venezuela perdió setecientos mil barriles de mercado que nunca más pudimos colocar en ninguna otra parte y de no ser por Obama, habríamos perdido el resto. Hoy con Tillerson, otro texano a cargo, veo con dificultad sobrevivir en el mercado estadounidense por mucho tiempo y el plan es sacarnos en 2019. Sacar a una nación hostil, que no ha hecho otra cosa que amenazarlos e insultarlos permanentemente debe ser increíblemente maravilloso y mientras más gritan enfurecidos los tercermundistas con sus machetes, más suenan las cajas registradoras de una medida que Trump anuncio en Mayo, vender la mitad de las reservas estratégicas porque “es lo responsable que hay que hacer” (Casa Blanca).
Pero Maduro no despierta precisamente simpatías mundiales, no es Fidel, ni existe González, ni Mitterrand, ni hay guerra fría ni campo socialista. Nunca un país es la historia, había estado en una situación mas precaria que Venezuela para enfrentar sanciones. Nunca un país había sido mas dependiente y menos soberano. Pero a estas alturas no tengo muy claro si Maduro quiere huir hacia adelante, es decir que ocurra el bloqueo y salir por la puerta de todo revolucionario necesita para justificar la barbarie contra su pueblo: la victimización. ¿Por qué? Porque no tiene dinero, ni apoyo externo para sostenerse. Pero ya su situación financiera es insostenible y dejaría de pagar la deuda lo que haría que sencillamente la locura económica en Venezuela se convirtiera en vorágine. Aunque Maduro, tengamos esto muy claro, obtendría su excusa fantástica.
De acuerdo a lo que pude observar en el senado estadounidense en la comparecencia del Secretario General de la OEA Luís Almagro, todo luce a que será un hecho la congelación global de cuentas de los constituyentes, que le borrarán la sonrisa a más de un chavista y como mínimo a los altos jerarcas del régimen, políticos, del CNE y militares señalados por el Senado. Sobre las sanciones económicas Estados Unidos luce que va a aplicar muy probablemente el esquema Eisenhower de 1959, es decir las sanciones económicas en tres tandas progresivas. La primera a manera de advertencia, de acuerdo a lo que pude intuir de los senadores, presumo que conllevaría al bloqueo y sanciones de Petrocaribe en represalia a los votos de las Islas del Caribe y ocasionando un daño colateral a Cuba y la segunda, no será restringir los 800 mil barriles diarios, sino sancionar unos doscientos mil barriles y en especial a Citgo, asunto que al parecer fue informado a los rusos con anterioridad y por ello urgen un cambio de colateral (Reuters).
Es evidente que en el marco de esas acciones, el gobierno de Maduro se radicalizará aun más. De celebrarse la Constituyente cubana y luego de su instalación es obvio que los decretos de emergencia legislativa con lo que será eliminado todo vestigio de parlamento y la emergencia judicial siendo la Fiscal removida, serán un hecho y Venezuela entraría en una fase de colapso total e inestabilidad. Si el gobierno reacciona como es previsible, o como lo ha anunciando encarcelando y persiguiendo a los opositores Trump aplicaría la tercera parte, bloquear el petróleo en su totalidad y sancionar a PDVSA con lo que sus cuentas quedarían reducidas a los euros y yuanes que pueda tramitar. Nadie habrá vivido en el mundo una tragedia económica semejante a lo que podría pasar. Ya no hablaríamos siquiera de hiperinflación y el dólar paralelo será un asunto de cifras astronómicas. Si creemos que esta Venezuela de hoy es invivible, no tenemos idea de lo que nos esperaría.
Por otra parte los militares venezolanos y muchos maduristas van a entender en carne propia lo que es la palabra “soberanía”, ellos creen que llegaran a las costas los Marines en portaaviones, pero vendrán gentes bastante mas peligrosas, los abogados y escritorios jurídicos. Hablamos de default de la deuda, de venta de activos venezolanos, de fondos buitre, hablamos de que hoy comiendo basura en las calles, la gente esta mejor que si se aplican las sanciones, porque no habrá basura que comer. Las líneas aéreas del gobierno no podrán volar porque avión que aterrice, será avión incautado por un juzgado y eso incluye el avión presidencial como le pasaba a los Kirchner que no podían viajar a Europa ni a Asia porque los embargaban los abogados de los fondos buitre. De la misma manera los barcos venezolanos petroleros o no que lleguen a los puertos, como le ocurrió al buque escuela argentino. Permitir las sanciones, es acabar con lo que se conoce como Republica.
Por eso digo que no estoy clara, si Maduro quiere dar ese gran salto adelante o mas bien apostará porque la oposición le detenga su proceso Constituyente, para luego sentarse a negociar. Todo esto es de una irresponsabilidad sin precedentes y urjo a las partes a detener, por el bien de Venezuela, las sanciones que vienen.