La oposición venezolana espera paralizar Venezuela por 48 horas desde el miércoles, con una huelga en protesta contra la Asamblea Constituyente promovida por el presidente Nicolás Maduro, a la que ven como una amenaza para la democracia y economía del país petrolero, reseña Reuters.
El paro es parte de una escalada de las protestas lideradas por los adversarios del mandatario socialista desde abril y en medio de las cuales han muerto al menos 103 personas.
“Llueva, truene o relampaguee mañana (miércoles) vamos a paralizar Venezuela (…) y vamos a seguir con nuestra agenda de calle”, dijo el diputado opositor Juan Requesens.
En el este de Caracas, poco tránsito de vehículos y pocos transeúntes marcaban el inicio de la jornada, mientras en algunas zonas comerciales se notaba un flujo de personas algo mayor que en una paralización realizada la semana pasada.
Filas en agencias bancarias, vendedores ambulantes y muchos comercios abrieron en la popular barriada de Catia en el oeste de la capital, mientras que el transporte subterráneo de Caracas reportaba afluencia normal de pasajeros.
“Estoy de acuerdo con el paro. La semana pasada cerré toda la semana, por miedo que pasara algo. Pero ahora necesito abrir para poder comer”, comentó Isabel Fernández, vendedora de verduras en la zona.
La oposición ha prometido intensificar las manifestaciones si el Gobierno insiste en celebrar el domingo la elección de los 545 constituyentes que redactarán una nueva carta magna y en cuyas manos, según Maduro, está el retorno a la paz en el país.
El líder opositor Leopoldo López, quien no había aparecido desde que se le otorgó el beneficio de arresto domiciliario tras más de tres años en presidio, emitió un mensaje en video llamando a los adversarios mantenerse en la lucha.
El dirigente afirmó que si su arenga “representa un riesgo para que me devuelvan a una celda (…) yo estoy dispuesto a asumir ese riesgo”.
Líderes opositores dicen que, con la Constituyente, Maduro busca suprimir las elecciones -incluidas las presidenciales de fines del 2018- y tomar el control de todos los poderes públicos, entre ellos, el Congreso -en manos opositoras- y la Fiscalía, cuya jefa rompió con el Gobierno.
La semana pasada, la oposición ya celebró un paro de 24 horas y, según su balance, fue acatado en un 85 por ciento en las principales ciudades del país. No obstante, la jornada desencadenó violentas protestas que cobraron la vida de cinco personas.
A primera hora en la localidad occidental de Punto Fijo, donde se ubica del mayor complejo refinador petrolero del país, se observaba normalidad en el flujo de autos y personas, pese a que las organizaciones sindicales de la zona esperaban un gradual cambio durante la jornada.
“Para mí es un día normal, si no trabajo no como. Quién va a arriesgar el trabajo en estos momentos, yo tengo hijos y tengo que salir adelante como sea por ellos”, dijo Elio Jiménez un operador de 40 años del Complejo Refinador Paraguaná.
Tras la huelga del miércoles y jueves, la oposición prevé movilizar a sus partidarios a Caracas para protestar en las calles de la capital, en un último esfuerzo por evitar la votación del domingo, donde se han negado a participar.
Pese a las críticas en casa y desde el extranjero, Maduro ha prometido celebrar la Constituyente que ve como la vía para incluir los populares subsidios en la carta magna, e instaurar una economía postpetrolera que permitiría al país librarse de la dependencia de sus exportaciones de crudo.
“Estamos en una semana decisiva para lo que va a pasar en el resto del Siglo XXI venezolano: vamos a decidir entre la paz o la guerra, entre el futuro o el pasado”, dijo Maduro el martes en un acto con candidatos a la Constituyente. “El domingo 30 de julio todos a la calle a votar por la paz, por la Constituyente”, añadió.
Está previsto que la industria petrolera, los puertos y aeropuertos -todos en manos estatales- funcionen sin contratiempos.
Por Corina Pons/Reuters