Sorprende la impavidez con la que algunos observan un escenario en el cual la instalación del fraude de la Constituyente se lleve a cabo. Y todavía más cuando nos encontramos en la etapa más aguda de la confrontación institucional. Sin duda, el gobierno está maquinando, con la intención de poder mantener su absurda postura, y su retrogrado esquema ideológico, para lo cual requiere configurar nuevas estructuras constitucionales a su medida, desde donde atrincherarse definitivamente en el poder. No obstante, el pueblo de Venezuela ha sabido responder con valentía y no ha parado de manifestar su descontento en las calles, expresando la angustia y su rechazo al gobierno, y la propuesta de la Asamblea Nacional Constituyente.
A diario las calles de todos los rincones del país, se encuentran sumergidas en el conflicto y la violencia, al punto de que más de un centenar de ciudadanos han perdido la vida como resultado de la represión, y de la falta de voluntad política por parte de un Gobierno estólido, que se ha hecho sordo ante las demandas formuladas desde la sociedad, entre las cuales más se cuentan aquellas provenientes de los sectores populares con profundas necesidades.
Pero desde la perspectiva de los artífices de estaañagaza, llevar a la aplicación una medida política de esta naturaleza, les proporciona ventajas. En primer orden, se plantea un sistema electoral que minimiza al máximo las condiciones de competencia, puesto que están yendo solos a una contienda en la cual no existe adversario. A su vez, significa también para ellos, apropiarse del poder originario y utilizarlo como pretexto para tomar cualquier decisión irresponsable,y reconfigurar las estructuras institucionales de una forma favorable, al interés de una pequeña cúpula que está desesperada en preservar su existencia como fuerza política, aun siendo conscientes del rechazo generalizado de la cual son objeto en los sectores populares.
Justamente los actores políticos representantes del gobierno, en su versión más radical, se han encargado de proyectar su convocatoria como una demostración de fuerza. Sin embargo, indagando en los últimos acontecimientos, una dimensión tal de comportamiento hegemónico puede ser en realidaduna fachada. Porque el gobierno no ha podido frenar la presión de la calle y las acciones internacionales, ni mucho menos los conflictos que se están propiciando a lo interno del propio chavismo.
En este marco, en realidad nos encontramos en medio de un momento crucial, donde la revolución está siendo encaminada hacia el colapso definitivo. No sólo esta propuesta muestra a un Gobierno debilitadosino que, además, tiene la particularidad de ser una de las elecciones donde el mismo chavismo se enfrenta así mismo; dejando ver ante la opinión pública el problema político de fondo, donde hay un enfrentamiento abierto entre la facción radical y moderada de este grupo político, y que coloca en evidencia el grado de contradicciones internas en razón de lo referido a valores fundamentales.
A este elemento habría que agregar la presión internacional contra el Gobierno de Maduro, que está en la etapa de la táctica ofensiva. Pues, en la agenda de la comunidad internacional no sólo se ha procuradoexhortar, sino que, de no suspender la Constituyente, también se están planteando sanciones mucho más severas, como las recientemente anunciadas por los Estados Unidos; las cuales deben llamar a la reflexión, principalmente por el elevado grado de incidencia que pudiera llegar a tener en el sistema político, fundamentalmente por ser una decisión política que, esta vez, no amenazaría exclusivamente a funcionarios, sino a la población en general.
De esta forma, la revolución se encuentra en medio de un debate donde es el sector con mayores costos políticos a pagar. Las convulsiones son evidentes desde todos los frentes, pero sorprende la serenidad con la que otros sectores asumen una situación hipotética donde se instala la Asamblea Nacional Constituyente. Algunos, pareciera, no son del todo conscientes de que también podría convertirse en el bastión desde donde intentar anular todas las expresiones de lucha iniciadas desde el mes de abril, cuando el pueblo decidió expresar sus diferencias contra el Gobierno.
En este sentido, de no poder reaccionar en igual proporción, tres meses de protesta, la agenda de calle,y la muerte de todos esos jóvenes en manos de la represión de los cuerpos de seguridad del Estado, sólo quedará inmortalizado en las páginas de la historia.Estamos comprometidos, y también obligados, a reencauzar al país hacia la democracia. Sobre la estrategia, no se puede decir que haya un consenso absoluto acerca de un tema tan sensible, pero existe un límite de resistencia en la ciudadanía que luego de agotarse, difícilmente podrá reincorporarse a futuras movilizaciones.
En este orden, aquí y ahora el objetivo principal que cada venezolano amante de su patria tendrá será el de comunicar al resto de la población en los razonamientos en los cuales se sostiene esta propuesta, que vulneran todos nuestros derechos. La falta de una estrategia ofensiva en este campo precisamente favorece al adversario. Es por ello que la prudencia se convertirá en el mejor elemento desde donde construir un discurso coherente, y que sirva definitivamente para asegurar el resguardo a nuestra carta magna.