Sistema de gobierno: mientras vaya viniendo, vamos viendo, por Manuel Ferreira

Sistema de gobierno: mientras vaya viniendo, vamos viendo, por Manuel Ferreira

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La reciente propuesta de la dictadura -encarnada esta vez por Nicolás Maduro y Maikel Moreno- relativa a los tipos penales y sanciones, deja en evidencia el claro sistema de gobierno por el que se rige el régimen: “mientras vaya viniendo, vamos viendo”.

El primero fue Nicolás, quien en un desesperado acto para generar temor en los venezolanos al momento de manifestar públicamente su repudio contra quienes han desangrado nuestro país y fusilado nuestros sueños, propuso a la fraudulenta ANC incluir en nuestra normativa penal los llamados “delitos de odio” -conocidos como “escrache”-, y que se les asigne una pena de 15 a 25 años de prisión.





El detalle es que, como todo es una constante improvisación, no se detuvieron a pensar -si es que acaso practican este ejercicio- en el tema de la proporcionalidad de la pena en relación al hecho punible. Resulta evidente que no hay un planteamiento ni remotamente lógico cuando el matar a alguien intencionalmente sea castigado de una forma más leve que la manifestación verbal de descontento o repudio hacia alguien en la vía pública.

Toda esta incoherencia jurídica trae a la escena al “presidente” del TSJ, Maikel Moreno, quien al mejor estilo del Chapulín Colorado gritó “no contaban con mi astucia”, y tratando de tapar un error con una catástrofe, solicitó al parapeto constituyente que la pena máxima en Venezuela sea revisada y pase de 30 a 50 años en determinados delitos.

La pena máxima en Venezuela está establecida en el artículo 44 de nuestra Carta Magna, dejando claro que no podrá exceder de 30 años, pues nuestro ordenamiento jurídico se basa en la reinserción social del delincuente, alejándose de las políticas que adoptan la cadena perpetua y la pena de muerte. Sin embargo, la dictadura en su afán de pretender subsanar un error con otro, desdibuja el sistema penal venezolano en lugar de cumplir con sus estamentos.

Lo cierto es que cada acción que ejecutan los deja más en evidencia y los aleja más del poder, acercándonos a su vez, a lograr el cambio que nuestro país reclama. La dictadura se aísla más del mundo, y la economía que la sustenta no es doméstica, es internacional. Nicolás y sus secuaces siguen cavando la tumba de su sistema totalitario y hambreador.