La angustia y los nervios atenazan hoy a las miles de personas que optaron por dejar atrás sus propiedades y proteger sus vidas antes de que el potente huracán Harvey tocase tierra en la localidad texana de Rockport (EE.UU.)
EFE
Estos desplazados, repartidos ahora entre los 21 refugios habilitados por la Cruz Roja en ese estado sureño, pasan las horas preocupados por la suerte que han podido correr los familiares y amigos que decidieron quedarse en la zona y por las dudas sobre cómo se encontrarán su hogar al volver a sus respectivas ciudades.
“La gente está nerviosa, los niños lloran”, indicó en declaraciones a Efe Sara Senderos, una coordinadora de voluntarios de uno de los tres refugios situados en San Antonio (Texas), donde más de 650 personas durmieron la pasada noche.
“La pregunta que más me hacen es: ¿Cuándo regresaremos a casa?”, añadió la voluntaria.
Más de veinte autobuses llegaron en las últimas horas desde diferentes localidades de la zona costera de Texas a la escuela Abraham Kazen, situada al suroeste de San Antonio y convertida ahora en el hogar de los desplazados por el huracán.
El ciclón Harvey, el de mayor fuerza que ha tocado territorio estadounidense en 12 años, ha dejado al menos una víctima mortal en la pequeña ciudad costera de Rockport, donde tocó tierra en la noche del viernes con vientos de hasta 215 kilómetros por hora.
A menos de cincuenta kilómetros de Rockport se encuentra Corpus Christi, una localidad que fue ampliamente evacuada antes de la llegada del poderoso huracán.
José Luis Fuentes, nacido en Corpus Christi hace 62 años, decidió abandonar la zona haciendo caso a las autoridades locales, una decisión que su anciana madre no compartió.
“Ella estuvo bien ayer, pero hoy salió a la calle para ir a casa de la vecina -que tiene estufa de gas-, se resbaló, se cayó y se rompió la rodilla”, indicó Fuentes, que lamentó no poder ayudar a su madre en estos momentos.
El hombre, que dijo tener ganas de volver a casa, apuntó que es posible que no pueda volver a ver a su madre “hasta el miércoles o el jueves”.
“Nos dicen que el huracán está agarrando fuerza de vuelta y que es peligroso estar allí”, apuntó con un semblante preocupado.
A pesar de que la mayoría de los refugiados en esta escuela son residentes de Corpus Christi, también hay gente procedente de Aransas, Isla del Padre, Matagorda y la propia Rockport.
Este es el caso de Félix Escobar, un hispano de mediana edad que llegó a San Antonio desde la ciudad costera acompañado de sus cuatro hijos.
“Mi mujer no quiso abandonar la casa y, aunque está bien, es complicado contactar con ella y no tiene electricidad”, relató a Efe.
Rockport, una ciudad costera de casi 9.000 habitantes, amaneció hoy desolada con las calles convertidas en auténticos ríos, árboles derribados, señales de tráfico arrancadas, edificios derruidos y hasta barcos dados la vuelta por la fuerza del viento, según mostraron las televisiones locales.
El hispano se encomendó a Dios para que la situación no empeore y dio las gracias a todos los voluntarios que “ofrecieron su tiempo y cariño” a los necesitados debido al huracán.
Los voluntarios de la Cruz Roja aseguraron a Efe que necesitan más donaciones de ropa interior y productos de higiene para poder abastecer a todos los refugiados, que no tienen esperanzas de regresar a sus hogares de momento y que sufren la angustia de no saber en qué situación se los van a encontrar.
Harvey, convertido ya en tormenta tropical tras perder fuerza una vez tocó tierra la noche del viernes como un huracán de fuerza 4 en la escala Saffir Simpson, de un máximo de 5, ha dejado inundaciones de hasta medio metro de altura en las ciudades costeras de Texas.
También ha causado concentraciones de agua de hasta 40 centímetros de altura en Houston e inundaciones que podrían llegar a los 1,3 metros de altura, sin que por ahora se espere que cesen las lluvias que acompañan al ciclón.