Casi los mismos puntos que en 2016 colocaron sobre la mesa del “diálogo” el régimen y la oposición, con el Vaticano como mediador, son los planteados ahora en Santo Domingo. ¿Los resultados? Nada. Pero el régimen ganó tiempo y enterró el referéndum. Los presos políticos aumentaron, la crisis humanitaria se agudizó, frenaron la aplicación de la Carta Democrática de la OEA. Ahora, ¿un nuevo diálogo?, ¿cuál es la agenda del régimen?, ¿que la legítima Asamblea Nacional refrende a la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente Plenipotenciaria?, ¿frenar las sanciones económicas de la UE y EE.UU.?, ¿llegar a 2018 con elecciones “cubanas”? Algo inimaginable para los venezolanos que meses atrás clamaron en las calles la salida del régimen.
¿Cuáles son las agendas de los líderes opositores?, ¿están marcadas por ambiciones personales de poder?, ¿serán manipulados con ofertas de liberación de presos políticos y suspensión de las inhabilitaciones políticas? Porque quieren ser presidentes. El caso es que eso no es posible, mientras esté la tiranía.
Todo esto, mientras se siguen moviendo las piezas. El embajador de Corea del Norte es declarado persona no grata por el gobierno de Perú; Corea del Norte lanza dos misiles balísticos que sobrevuelan la isla de Japón antes de caer en el mar; Japón emite un comunicado para que la “democracia en Venezuela sea restaurada lo antes posible”; y Trump, en víspera de la Asamblea General de la ONU, se reunirá con presidentes latinoamericanos para tratar el tema de Venezuela, cuyo régimen ha sido señalado por sus extrañas relaciones con Corea del Norte.