Ángel Rafael Lombardi Boscán: El petróleo en Venezuela

Ángel Rafael Lombardi Boscán: El petróleo en Venezuela

07- CANTO AL LAGO_TORRES PETROLERAS

 

La historia del petróleo en Venezuela es la historia de una Nación cuya característica más resaltante, y es duro decirlo, ha sido la improvisación, el despilfarro y la corrupción. No me voy a referir a la Colonia porque fuimos una Colonia y el petróleo lo había en el subsuelo y no había desarrollo tecnológico para explotarlo. Lo que sí hizo el Monarca, preludio del posterior furor estatista republicano, fue garantizar que todos los minerales que están en el subsuelo le pertenecen, disposición jurídica que Simón Bolívar mantendrá luego de romper con la “Madre Patria”.





Eduardo Arcila Farías sintetizó muy bien la historia de la economía venezolana: siglo XVIII, el cacao; siglo XIX, el café, siglo XX, el petróleo. Luego de la Independencia (1810-1830) los Libertadores salvo ganar la guerra más brutal a la Metrópoli no tuvieron la menor idea de cómo echar las bases del desarrollo social del nuevo país. Entendieron muy pronto que el control del incipiente Estado republicano les garantizaba la ampliación de privilegios y riquezas. De manera intuitiva se adelantaron a Marx (“El Estado no es el reino de la razón, sino de la fuerza; no es el reino del bien común, sino del interés parcial; no tiene como fin el bienestar de todos, sino de los que detentan el poder”) y a Weber (“El Estado es la coacción legítima y específica. Es la fuerza bruta legitimada como “última ratio”, que mantiene el monopolio de la violencia”).

En la Venezuela de la post independencia, país destruido y arruinado por la guerra, el Estado antecedió a la Nación, y los inquilinos del Estado oprimieron a la Nación. Las formalidades jurídicas fueron sólo eso: formalidades. Las constituciones, instrumentos solapados, para legitimar el saqueo con el control de la fuerza y la imposición de la violencia sobre los enemigos internos. El arribo del asfalto en 1883 y del petróleo en 1922, cambiaron de raíz a un país de mentalidad rural a otro industrial sin tener las destrezas para ello. Además, la explotación de los hidrocarburos la hicieron ingleses y estadounidenses de una forma tan ventajosa y humillante para Venezuela que entonces palideció el recuerdo de la Colonia como una era de oprobio de acuerdo al nuevo manual de una identidad bolivariana artificial pero que ideológicamente justificaba las ineptitudes y razzias de nuestros caudillos, hasta el día de hoy.

El saqueo extranjero de nuestras riquezas en el subsuelo fue inclemente. Solo tres ministros intentaron con auténtico espíritu nacionalista hacerles frente: Gumersindo Torres; Néstor Luis Pérez y Juan Pablo Pérez Alfonso. Pero que va. El poder del trust del petróleo del capital industrial internacional se cebó sobre Venezuela. Nuestra proverbial riqueza sólo eran las migajas que tanto la Shell y la Standard con sus subsidiarias apenas dejaban en manos del dictador de turno. Y no voy a echarle la culpa a estos chupa sangres, que viven y respiran en la defensa de sus intereses con la venia de sus respectivas naciones, sino a la complicidad interna de nuestros gobernantes, todos débiles y entreguistas.

Habrá que esperar hasta 1945 con Rómulo Betancourt; la creación de la OPEP (1960) y la nacionalización del petróleo (1976) para que los venezolanos podamos controlar soberanamente nuestro petróleo. Y aun así, salvo muy escazas excepciones, la riqueza petrolera nunca se supo invertir racionalmente para conquistar el bienestar social de la patria de Bolívar, sino que siguió siendo un muy buen negocio para las familias, amigos y partidos que se apoderaron del control del Estado. Es por ello que persiste la contradicción sociológica de tener un país muy rico y un pueblo muy pobre.

ANGEL RAFAEL LOMBARDI BOSCAN

DIRECTOR DEL CENTRO DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE LUZ

@LOMBARDIBOSCAN