Bajo el gobierno de Nicolás Maduro la libertad de expresión enfrenta medidas de censura y autocensura. Pero los periodistas han buscado nuevas formas para cumplir con su deber de informar, y amparados en los nuevos espacios que da la tecnología, en los últimos años, han creado medios alternativos de comunicación, la mayoría virtuales. Así lo reseña elespectador.com
Por Ronal F. Rodríguez
La democracia venezolana surgió en la primera mitad del Siglo XX promovida por el dictador Juan Vicente Gómez. El siglo XIX fue la incesante guerra entre caudillos que luchaban por el poder, en una especie de anarquía de revueltas, insurrecciones y revoluciones que no permitían la configuración plena del Estado. Hasta que Gómez dominó militarmente a Venezuela, doblegó a todos los hombres en armas e impuso una férrea dictadura. Como era imposible hacerle frente con la fuerza, los jóvenes, los estudiantes, sabían que no tenía sentido levantarse en armas, aunque algunos lo intentaron. Dichos jóvenes empezaron a conformar organizaciones políticas, la mayoría clandestinos para enfrentar a la dictadura.
Fue de esta manera como irónicamente Gómez, el dictador por antonomasia de Venezuela, terminó promoviendo la democracia, como era imposible derrotarlo por las armas el único camino desde la clandestinidad y el exilio fue la creación de agrupaciones políticas que décadas más adelante se convertirían en la semilla de los principales partidos políticos, sustento de la democracia representativa.
Bajo el gobierno de Nicolás Maduro la libertad de expresión enfrenta medidas de censura y autocensura, la reducción de espacios noticiosos, la falta de información oficial, las multas a los medios de comunicación; así como la detención, persecución, interrogatorios, ciberagresiones y anulación de pasaportes a periodistas; a lo cual se ha sumado los robos, confiscación y destrucción de equipos de trabajo.
El oficio periodístico vive uno de los peores momentos en Venezuela, las agresiones de los cuerpos de seguridad y el libre accionar de grupos paramilitares, los denominados colectivos, contra los medios de comunicación hacen que el actuar o la omisión del Estado lo convierta en uno de los principales violadores de la libertad de expresión. Pero también algunos sectores opositores han actuado contra el derecho a informarse al agredir a los medios oficiales.
Al igual que en los tiempos de Gómez, en los tiempos de la denominada “Revolución Bolivariana” los periodistas han tenido que buscar nuevas formas para cumplir con su deber de informar, y amparados en los nuevos espacios que da la tecnología, en los últimos años, han surgido medios alternativos de comunicación, la mayoría virtuales, algunos de ellos son: www.armando.info www.prodavinci.com www.elestimulo.com www.efectococuyo www.caraotadigital.com y www.runrunes.com entre otros que le hacen frente a la persecución y la polarización.
El gobierno de Nicolás Maduro y su dictadura del siglo XXI es también un laboratorio para nuevas formas de registro y memoria. A diferencia de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX, que lograron altos niveles de opacidad y encubrimiento de su accionar, lo que está sucediendo en Venezuela está quedando registrado en miles de dispositivos móviles: vídeos, fotos y audios, lo que hará que a los hijos y nietos de los esbirros de la dictadura chavista del siglo XXI les resulte más difícil lavar su nombre.
Un ejemplo del registro y memoria es Proyecto Legado, que a partir de la puesta en escena de la entrevista de la madre de una de las víctimas de la represión oficial logra dejar en evidencia lo que está pasando en el hermano país.
@ronalfrodriguez