Algunos dicen que es una estupidez dejar de estar con alguien porque no comparten la misma dieta, pero olvidan que el veganismo y el vegetarianismo no son sólo dietas, sino formas de pensar y vivir, reseña InfoBae.
¿Qué lleva a un vegano a ser vegano? ¿Hasta qué punto es posible para un vegano convivir con un omnívoro? ¿Puede un vegano sobrevivir con el amor intacto tras la imagen de la persona amada atragantándose unos tacos de carnitas?
Cuando la etiqueta de sexetarianos —veganos o vegetarianos que sólo mantienen relaciones sexuales con personas que compartan su estilo de vida y alimentación— apareció, el foco se centró básicamente en iluminar a esta nueva especie con luz fría y tratarlos como basuras fundamentalistas que se niegan a compartir fluidos con personas que consuman productos de origen animal. Surgieron en internet comentarios como “¿Y se tragan el semen? Porque los mecos también son un producto derivado de los animales, jejeje”. Los artículos, en su mayoría, se centraban en el lado sexual del asunto, en el rechazo de alguien vegano a besar a una persona que aún puede tener entre los dientes restos de carne.
“Es una estupidez dejar de estar con alguien porque no comparten la misma dieta”, me han dicho alguna vez que he sacado el tema. Olvidan que el veganismo y el vegetarianismo no son dietas, sino formas de pensar y vivir. La cosa es muy sencilla: ¿Tendrías una relación sentimental con una persona del Opus? ¿Te casarías con alguien que odia a los negros y de vez en cuando le da una paliza a alguno? Pues ahí tienes. ¿Por qué habría entonces un vegano de unir su vida a la de alguien que hace constantemente algo que le parece una basura? Entrevistamos a cuatro veganos y vegetarianos que prefieren tener relaciones de pareja con personas que compartan sus ideas.