La hora de volver a votar, por Jesús Peñalver

La hora de volver a votar, por Jesús Peñalver

Jesús Peñalver  @jpenalver
Jesús Peñalver @jpenalver

He titulado como me lo sugirió alguien que estimo y con quien tengo el honor de integrar esa legión –mayoría millonaria- de valientes rebeldes que formamos la otra parte del país, la que quiere convivencia, un régimen de libertades públicas, democracia con sus aciertos y virtudes.

La Venezuela del reencuentro, del respeto a los DD. HH, sin soslayar la justicia transicional que juzgue y sancione a los pillos y criminales que tanto daño le ha causado al país y a sus gentes. Porque la verdad sea dicha: el ch … abismo ha constituido una plaga, una pesadilla dieciochoañera que no ha debido tener nunca vida política alguna. He dicho nunca, y en ningún lugar de este planeta.

Se acerca la hora de volver a votar, de alcanzar la mayor cantidad –si no todos- de gobernadores de estados que contribuyan a recoger los vidrios, recomponer el país, recuperarlo de la ruina chavista y sacar al torpe elefante que ha seguido la destrucción de la cristalería Venezuela, en su perverso afán por seguir dizque el legado de aquel delirante milico golpista.





El des-gobierno está desesperado, su pseudo líder les hace campaña con pasmosa timidez. Los candidatos creen que logran desmarcarse de esa cosa que llaman “revolución”, quitándose el uniforme rojo y ofreciendo villas y castillos con dinero del erario. Ofrecen lo que no pueden cumplir, a sabiendas o ignorando que el tiempo se les pasó, que aunque el reloj se detenga, el tiempo tiene sus propias manecillas.

El pueblo se manifestó democráticamente el pasado diciembre de 2015, y eso perturba tanto a la peste y al tripaflojismo del Siglo XXI en general, que mientras manda a votar a sus conmilitones, promueve la intención en la oposición democrática venezolana.

La abrumadora porción de venezolanos que votamos en diciembre de 2015, se apresta a repetir la faena con mayor entusiasmo este 15 de octubre, para elegir a gobernadores demócratas, de profunda convicción libertaria y ejecutores del mandato de la civilidad venezolana.

A pesar del hostigamiento, las amenazas, el miedo, la violencia y la desesperación provenientes del poder, esa cantidad de conciudadanos –nosotros- no nos amilanamos: votaremos por los nombres propuestos por la Unidad Democrática.

Y es que el triunfo democrático cobrará mayor significación, porque se trata de una contienda desigual, donde no falta el uso abusivo de los medios del Estado, de los fondos públicos y la obscena participación de casi todo el funcionariado en actividades de campaña o proselitismo, sin temor a ser sancionados por el sumiso cne ni de ningún otro organismo subyugado al poder aposentado en Miraflores.

Convengo en el optimismo sin estridencias que debe prevalecer e incrementarse en el ánimo de quienes pensamos distinto; pero no debemos olvidar el detestable papelito de los abstencionistas (llámense nini, anti políticos, vacacionistas…), pues ellos tendrán –seguramente- su cuota de responsabilidad en los resultados, que aunado al ventajismo harto señalado del oficialismo rojo rojito, quizá marquen alguna diferencia.

Trampillas y ventajillas no faltarán.

No es poca cosa alcanzar la cantidad millonaria de votos en un evento electoral, cuando la otra opción o quienes la representan –mejor dicho- cuenta con ingentes recursos, el poder de los medios, la euforia de altos decibeles de sus voceros de ideas explosivas y planes diabólicos, con verbo encendido que arenga a las masas e induce a la violencia.

A pesar de ello, el pueblo no se arredra –especialmente los jóvenes estudiantes- quienes darán una vez más pruebas fehacientes de gallardía, dignidad, creatividad, aplomo (ojo, dije aplomo) y valentía.

Contra la adversidad, habrá un triunfo más significativo, la derrota mayor sufrida por esa cosa que desgobierna, a pesar de la abstención y sus promotores: paso a paso se ha ido recuperando la confianza de los venezolanos en el voto; que ésta no es sólo un arma moralmente superior a los fusiles de los comandantes, sino también tanto o más eficaz que éstos. Más eficaz porque no depende de un hombre, que no dura para siempre, sino de un pueblo, que sí.

La hora es de Venezuela, y con nuevos gobernadores colmando el mapa, daremos un paso importante en el sendero promisorio del año 2018

Jesús Peñalver