El ser humano tiene la necesidad de sentirse deseado, y nuestra cultura ha construido la idea de bienestar sobre la base de que una relación amorosa de pareja es la clave de la felicidad. Por ello, no es extraño que nos obsesione tanto lograr hacernos deseables y atractivos. Esto incluso ha llegado al punto de ser estudiado por la ciencia, la biología y la psicología, reseña Pijamasurf.
1. El humor es sexy
Tanto los hombres como las mujeres se sienten atraídos por un buen sentido del humor. En el caso de las mujeres, éstas tienden a elegir a hombres que las hacen reír. Narcisistas o no, los hombres prefieren mujeres que se ríen de sus bromas. El humor, por otro lado, es un predictor de alta inteligencia. El investigador Gil Greengross incluso mantiene que el humor ha evolucionado como un mecanismo de selección sexual que da una señal de inteligencia para una posible descendencia.
2. Saber que le gustas a alguien puede hacer que te enamores de él
Esta es una cosa curiosa: un estudio citado por Barker revela que cuando una persona sabe que le parece atractiva a otra, esto hace que sea más fácil enamorarse. De hecho, el 90% de los individuos dijeron que en su experiencia de enamoramiento un factor decisivo fue saber que le gustaban al otro. En gran medida esto parece sugerir un enorme miedo al rechazo y a la vez un gran deseo de pertenecer, de sentirse deseado. Así que nunca subestimes el poder que tiene simplemente decirle a alguien que te gusta.
3. Hablar de cosas profundas lleva al enamoramiento
Si lo que te interesa es entablar una conexión profunda con alguien que posiblemente lleve al amor, no debes perder el tiempo hablando de pequeñeces. El psicólogo Arthur Aron ha investigado sobre la importancia que tiene la información altamente personal y emocional en formar lazos profundos e incluso ha diseñado un cuestionario especializado de 36 preguntas que permiten a dos individuos enamorarse o, al menos, crear un nivel de profunda intimidad en una sola sentada. Diversas sesiones de estas 36 preguntas de 45 minutos revelaron una sensación de cercanía superior a cualquier otra relación en el 30% de los participantes.
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