La perniciosa costumbre de descalificar e insultar a quienes piensan diferente, atacando desfachatadamente a los sujetos y no a sus ideas; pretendiendo permanecer indefinidamente en un mismo cargo y además hacerlo sin un objetivo claro para el bien común, persiguiendo el poder por el poder en sí mismo, y no como una herramienta generadora de bienestar social, son cosas de la dictadura, no de demócratas, al menos así lo creemos desde este lado de la calle.
Debemos dejar atrás las grotescas amenazas de quienes se aferran al poder sin tener la preparación para asumirlo. ¿Qué cambios pueden ofrecer el Status Quo que nos gobierna, si en tantos años han sido incapaces de realizar aportes significativos que se traduzcan en beneficios reales para la colectividad? Les aviso: Utilizar los fondos de la administración pública para otorgar “Ayudas Sociales”, propiciando el clientelismo y la dependencia económica con el objetivo primario de generar saldo político, no es “conciencia social” ni mucho menos, se trata de una de la más nefastas maneras de hacer política.
En efecto, dar migajas y luego exigir lealtad absoluta a cambio de no detener “la ayuda”, es de por sí, una práctica corrupta; pero si le sumamos la crisis económica y social que vivimos, entonces aquello cobra nuevas dimensiones que rayan en la criminalidad. ¿Seguiremos en manos de políticos nefastos y hambreadores que juegan con las necesidades de la gente, humillando y chantajeando a los más vulnerables?
Estos personajes, paradigma por antonomasia de lo que NO DEBE SER UN POLÍTICO, pretenden seguir nefastamente aferrados al poder, hablando de democracia, pero ejerciendo la más dura de las autocracias. Ellos criminalizan a la disidencia, exigiendo castigos ejemplares y persiguiendo a quienes sencillamente no pueden controlar. Se crearon un sistema al más puro estilo Orweliano en el que se premia a la adulación complaciente y se castiga con rudeza a quienes proponen cambios desde las bases.
Desde este lado creemos que una realidad distinta es deseable e incluso posible ¿Se puede? ¡Sí se puede! Pero necesitamos de los votos y la valentía de todos aquellos dispuestos a dar la cara por un mejor mañana, aún a sabiendas de que nos enfrentamos a personajes amañados que no toleran la diversidad de pensamiento, ni mucho menos la oposición política. Vienen días duros, ellos tratarán de anularnos, lo sabemos; pero aunque tengan el poder secuestrado, hay algo que no pueden controlar: Los votos y la voluntad de un pueblo cansado de tanta demagogia y populismo desfasado.
¡Este 15 de Octubre, salgamos todos a votar y a demostrarle al mundo que somos mayoría!
¡Fuerza y Fe!