La banda de los siete con los resultados del 15O envía una señal clara de que no están dispuestos a abandonar el poder bajo ninguna circunstancia. Su situación de acorralamiento por parte de los gobiernos democráticos y de los organismos internacionales supone para ellos que el renunciar a la ocupación del Estado es perderlo todo y eso no es negociable. El madurismo está preparado para hacer de Venezuela una inmensa trinchera.
Mi hipótesis es que el castro-madurismo se lanza la dudosa operación de controlar la mayoría de las gobernaciones pensando en que la posibilidad de una negociación con la oposición pudiera traer algunos programas financieros o puntuales para aliviar la actual situación de pavorosa miseria y hambre y desamparo en materia de salud que hoy viven los venezolanos; y contando con el control de regiones tan emblemáticas como la Gran Caracas con el dominio sobre Miranda y Libertador, Anzoátegui, Carabobo, Bolívar entre otras supone poder administrar estos programas de alivio en zonas Metropolitanas de alta concentración electoral con que el chavismo juega a revertir la situación de alto rechazo a Nicolás Maduro. Pero, por supuesto, esta pretensión choca con la muy escasa posibilidad de que la MUD se preste a su juego ventajista.
El régimen lo más probable es que se enfrente a un endurecimiento de la posición adversa que las democracias de América Latina y Europa mantienen frente al régimen. Porque que nadie se llame a engaños lo que acaba de ocurrir el 15O todos tanto a nivel nacional como internacional sabían que era una posibilidad y los resultados de la elección proporcionarían indicios de que tan dispuestos estaba el castro-madurismo de negociar condiciones institucionales para su salida del poder, cosa que al parecer ha quedado cancelada.
El oficialismo se enfrenta a situación aún más grave –si eso es posible- de todo lo que hasta ahora hemos vivido: la situación hiperinflacionaria se agravará exponencialmente al igual que la escasez de alimentos y medicinas a la que sumará el problema del transporte y la escasez de gasolina, el racionamiento del efectivo y la destrucción estructural de cualquier posibilidad de recuperación económica. El castro-madurismo cierra todas las salidas sin tener ninguna posibilidad para darle respuesta positiva a los graves problemas del país.
Es posible esperar que esta repetición de la marramucia electoral oficialista cree en lo inmediato desmovilización y decepción pero la grave situación social hará que esto dure poco, las necesidades de supervivencia obligaran a la población a movilizarse en pro de recuperar sus condiciones de existencia y la oposición podrá volver a disponer de una formidable fuerza social y política que junto al apoyo internacional serán la garantía de sacar al castro-madurismo del poder.
Hay que mantener la unidad en torno a los partidos democráticos y a la Asamblea Nacional porque los retos a los que nos enfrentamos son monumentales y hay que evadir las trampas de los que juegan con la división. La Unidad sigue siendo un requisito fundamental a lo que se suma el apoyo internacional para la recuperación de la institucionalidad democrática.
Pedro Vicente Castro Guillen @pedrovcastrog