Fidel Castro, el campeón del fraude en América Latina, le dió su dosis de burundanga al ambicioso y resentido teniente coronel, quedando sellado el camino a la ruina de la nación venezolana. Venezuela sería socialista, certificado emitido por Castro, a cambio de una decena de miles de barriles de petróleo al día.
El creador del despropósito que el embaucador Fidel vendió como suyo por estos lares fue Karl Marx, un alemán delirante y desconocido, que en los lejanísimos años de 1867 publicó un libro de economía política llamado Das Kapital (El Capital), inocuo, hasta que el ruso Vladímir Ilich Uliánov alias Lenín, lo convirtió en la guía teórica de la “revolución” rusa. A partir de ahí -el marxismo- en cualquiera de sus variantes, (leninismo, maoismo, nazismo, fascismo, marxismo africano, fidelismo) se convirtió en el manual de exterminio y creación de miseria más usado que haya conocido la humanidad.
El sapo envenenado del marxismo es el pretender crear una sociedad de iguales, una nueva y única clase social -el proletariado- que sería inicialmente gobernada bajo lo que llamó la dictadura del proletariado, para dar paso luego a una sociedad sin Estado. Esta delirante prédica, es ir precisamente contra la diversidad natural de los seres humanos, que es la base de la evolución de la raza humana y su progreso, bajo la égida de unos pocos iluminados, los dictadores proletarios.
En resumen, el marxismo pretende con el ser humano, lo que el ingenioso y muy capitalista Henry Ford logró con su sistema de producción de bienes en serie: Crear el Ford modelo T, un económico vehículo automotor, de color negro, que revolucionó el transporte. Para 1921, casi el 51% de la producción mundial de automóviles, correspondía al model T. Henry Ford y su empresa puso a la disposición de la sociedad un único producto que se adaptaba a muchas necesidades, precisamente lo contrario del marxismo, que pretende reducir a la sociedad -proletarios- al uso de unos únicos y pocos productos. Los proletarios, serían los nuevos modelo T, en versión humana. Y claro, los jefes de la fábrica serían los dictadores del proletariado. Y he ahí la esencia del marxismo, el reduccionismo
Podríamos decir que el Socialismo es aquel sistema que te reduce y finalmente elimina la posibilidad de optar y elegir, tanto en lo económico como en lo político, en lo cultural… convirtiéndote en un individuo dependiente de las imposiciones del estado, es decir, en un sirviente del mismo. Esta definición está basada en los conceptos que el notable economista Friedrich Von Hayek plasmó en su libro publicado en 1943 El Camino a la servidumbre (Road to Serfdom) que pueden leer resumido (.pdf) haciendo click acá
Marx teorizó sobre una sociedad de iguales, como el modelo T, pero nunca una sociedad de humanos plenos. felices, diversos y libres con múltiples opciones.
Ahora adelantemos el tiempo y aterricemos en la Venezuela de hoy
La nueva dictadura del proletario: “jodidos, pero felices”
El pasado 19 de septiembre, Donald Trump, presidente de EEUU en su intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas afirmó sobre Venezuela, entre otras cosas que “El problema en Venezuela no es que el socialismo ha sido mal implementado. Es que el socialismo ha sido totalmente implementado”. Y esa afirmación la comparto plenamente.
Veamos a continuación tres láminas que lo explican, que el camino a la servidumbre no ha sido casual, sino labrado con tenacidad
1- El socialismo avanzó en el país, reduciendo las libertades económicas, y por lo tanto la oferta de bienes y servicios disponibles para el pueblo. Hoy la economía venezolana es una de las tres más reprimidas del mundo, según el Índice de Libertad Económica del Heritage Foundation
2- ¿La consecuencia? La igualdad socialista. En 2016 el 82% de los hogares en Venezuela, el país con las reservas de petróleo pesado más grandes del mundo, está en pobreza, con el 52% en pobreza extrema (encuestas ENCOVI)
La diversidad natural del humano y de sus distintas capacidades e intereses creó un formidable mecanismo para su progreso: Los mercados. En ellos se dan cita los que ofrecen bienes y servicios y quienes los buscan, por un precio de intercambio. Un proceso evolutivo, que se ha perfeccionado a través de centenares de años, donde hoy miles de millones de intercambios se han por hora en el planeta.
Pero como la diversidad es el enemigo del proletariado socialista -esos humanos modelo T que deliró Marx- el socialismo debe eliminar los mercados para sustituirlos por una economía estatal y centralmente planificada por los dictadores del proletariado. En el caso de Venezuela, el socialismo los intervino regulando el sistema de precios de la economía (bienes y servicios, salarios, tasas de interés, rentabilidades, divisas…), y por lo tanto destruyendo los mercados, con su capacidad de generar ofertas y demandas eficientes y competitivas.
De ahí se llegó finalmente al socialismo: Hoy el venezolano tiene el salario mínimo más bajo del continente. Es el único país con hiperinflación en el mundo. Tiene unas de las tres tasas de criminalidad más altas del planeta, con 91 homicidios por 100 mil habitantes en 2016 con 95% de impunidad. Un millón de niños menores de 5 años se encuentran desnutridos. Casi 2 millones de venezolanos han emigrado en los últimos 10 años.
3- El socialismo no trajo contracción económica, sino destrucción económica. Al destruir el sistema de precios de mercado, se destruyó capacidad de producción nacional, haciéndonos hiperdependientes de la industria petrolera, que a su vez en socialismo llevó a Pdvsa a un proceso de destrucción empresarial, con reducciones sostenidas de su capacidad de producción así como de sus socias extranjeras.
La caída del PIB de Venezuela (-40% 2013-2017) muestra que la economía en manos del Estado socialista perdió la capacidad de crecer. Tal caída -destrucción- no tiene precedentes en ningún país del mundo que no haya estado en guerra. Que la economía perdiera el 40% de su capacidad de producir bienes y servicios en apenas 5 años ni siquiera lo lograron los socialismos africanos.
La solución
Abandonar rápidamente el socialismo. Cuando los problemas económicos de un país no tienen soluciones económicas sino en el campo político-institucional sabes que estás en la ruina socialista como lo está Venezuela hoy.
Sólo un shock de oferta la rescataría. Es un problema político-institucional: Privatizaciones masivas, estado de derecho, marco jurídico de protección a la propiedad y libre mercado.
Y si leyó el artículo desde el principio, entenderá muy bien a lo que me refiero. Ahí hay un plan de desarrollo nacional, que comprobadamente ha sido exitoso en el desarrollo y el progreso de naciones en el mundo. La gente invierte y quiere vivir en los países donde se pueda ganar dinero, ahorrar, sin escasez, con servicios médicos asequibles, con fondos de pensiones y con seguridad personal para disfrutar plenamente de sus tiempos de ocio.
Venezuela cuenta con abundantes recursos naturales, pero en socialismo jamás serán convertidos en riqueza, todo lo contrario. Venezuela es hoy un país miserable. A los hechos me remito, sólo escuchen a Maduro este 13 de octubre decir “Venezuela es Venezuela, jodidos pero ‘felices'” (El presidente de Odebretch-Vzla admitió en Brasil haberlo sobornado en 2013 con 35 millones de dólares)
David Morán Bohórquez
Un comentario final sobre las “elecciones” de gobernadores: El mayor enemigo de las dictaduras es el desconocimiento internacional, y la dictadura del proletariado de Maduro no es diferente. Ante la presión internacional por su nula legitimidad, Maduro optó por escoger entre dos costos: El de perder abiertamente las elecciones o el de soportar el fraude. Optó por lo segundo, como todas las dictaduras de todos los tiempos, ratificando su esencia. Lo predecía la teoría, lo ratificó lo sucedido.
Ver también David Morán Bohórquez: El socialismo, esa estúpida y criminal idea en contra de los pueblos