El abogado constitucionalista y experto en relaciones internacionales Daniel Merchán denunció en el simposio “gestión pública y derechos humanos, llaves de cambio” llevado a cabo por el centro de estudios políticos Ágora, la situación de afectación en la que está el sistema de salud venezolano, sus carencias de prevención de enfermedades y las alarmas que genera en la Organización Mundial de la Salud frente a la lesión de los derechos de los ciudadanos a poseer mecanismos de defensa ante diferentes epidemias.
Nota de Prensa
Alertó sobre la falta de medicinas de uso común y las fallas en los tratamientos de alto costo asociados a enfermedades como el cáncer, hipertensión arterial, diabetes, personas que requieren diálisis por problemas renales, factores de coagulación para hemofílicos y antirretrovirales para pacientes con VIH, entre otros, sigue latente.
En ese sentido, destacó la necesidad de la apertura de un canal humanitario que permita a instituciones internacionales, organizaciones no gubernamentales y gobiernos extranjeros enviar medicinas y otros insumos médicos para afrontar la crisis, pero el Gobierno nacional ha cerrado las posibilidades de que eso ocurra, indicó.
El jurista afirma que la ayuda internacional humanitaria es una figura circunscrita al caso de los conflictos armados dentro de los países, según lo revelan los Convenios de Ginebra de 1949 y sus Protocolos adicionales.
Además, lo confirman las instituciones creadas a tal efecto, como el Comité Internacional de la Cruz Roja. Estos convenios tienen normas destinadas a proteger a las personas que no participan en las hostilidades o que ya no pueden seguir participando por estar heridas, enfermas, ser prisioneros de guerra, por lo que esta figura, en principio y bajo las condiciones actuales no tendría aplicabilidad en el caso específico de Venezuela, señala.
El analista apuntala que la crisis es generalizada y contraria a las disposiciones o estándares mundiales de prevención de enfermedades, por ejemplo en el área de inmunización los insumos son insuficientes, un caso es la anti neumococo, que se aplica para prevenir neumonías y meningitis, una de las ausentes del Programa Ampliado de Inmunizaciones para niños.
En el cuadro de las vacunas que se aplican a los adultos, la Neumo 23, indicada para la prevención de las neumonías, tampoco está disponible y afirma que esta falla afecta sobre todo a los mayores de 60 años, pues en Venezuela esta vacuna está reservada para personas de la tercera edad y pacientes inmunosuprimidos o con VIH.
Venezuela en otro plano tiene los peores indicadores de desempeño de la malaria en la región en 16 años, desde 2000. Se ha reportado un aumento de casos de 709%, un aumento de 521% de muertes relacionadas con la epidemia y un aumento de 540% en la incidencia parasitaria anual (IPA).
“La enfermedad se está extendiendo rápidamente a escala nacional, con 17 estados que informan casos autóctonos y exportan malaria a países vecinos, específicamente Brasil y Colombia. Desde 2000 hasta 2016 se reportaron más de 525 fallecidos”, dice.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) reportó que desde mediados de 2016 hasta mediados de 2017 se habían contabilizado también en Venezuela 447 casos de difteria y siete fallecidos por esta causa, unos datos que ya se han quedado cortos de acuerdo con médicos especialistas que hoy denuncian la situación.
Venezuela se ubica así en el primer lugar en América, muy por encima de Haití que reportó 72 afectados este año, en cuanto a cantidad de casos con esta enfermedad infecciosa que ya en 1992 había recibido la etiqueta de “eliminada” en un país petrolero y que ahora ha reaparecido con fuerza.
Según el boletín de la OPS, la única data que dispone Venezuela pues el Ministerio de Salud suspendió la difusión de estos informes, de los 24 estados del país, es el sureño estado Bolívar el más afectado con 282 casos, algunos con desenlace fatal.