El actual cuadro político generado por los resultados del fraudulento proceso electoral reciente, sumado a las dificultades que ya venía acumulando y enfrentando la población en distintos órdenes, plantea la necesidad de definir renovadasn tácticas para asumir los nuevos desafíos.
Debilitada y fracturada la unidad opositora, pese a representar a la comprobadamente mayoría del pueblo venezolano, saltan a la vista nuevos obstáculos a superar para avanzar en el camino de alcanzar el añorado rescate de la democracia, las libertades públicas y especialmente, el rescate de nuestra Constitución, como marco jurídico que rige para el correcto desempeño de la institucionalidad del país.
En esa visión, debemos destacar en primer lugar la pérdida de nuestra potencialidad como realidad opositora para ejercer la debida presión que facilite el necesario entendimiento con quienes ejercen el poder político, civil y militar para el sometimiento de la población, y es tal vez por esa primera circunstancia, por lo que la insistencia de los voceros del régimen por el diálogo ha disminuido durante los últimos días.
En segundo término, el envalentonamiento del gobierno y su partido por las derrotas infringidas a las mayorías de la población, aunque en forma evidentemente fraudulentas mediante los diversos procedimientos que se han venido denunciando, les permite avanzar y profundizar en el masivo control y represión de los venezolanos, a través de sus mecanismos perversos donde destacan el mal llamado Carnet de la Patria, los espías “cooperantes” manejados directamente por el más diosdiabólico personaje del régimen y la creciente arremetida de los aparatos armados del régimen, que incluye los militares y de seguridad del Estado, además de los delincuenciales grupos civiles del PSUV.
En tercer lugar el acentuado despliegue propagandístico, a través de los medios públicos del Estado y el obligado encadenamiento de los privados, reduce progresivamente los espacios de comunicación de quienes pensamos diferente al gobierno; y ya no solo han copado los canales de expresión de los venezolanos y de manera especial de la oposición, sino que además de pretender apartarnos del mundo con el cierre de estaciones radiofónicas televisivas con los aumentos de los servicios de comunicación vía telefonía, celular y televisión por cable, el aislamiento comunicacional al que se somete a la población es total para sumirnos en la total oscuridad, como accionar propio de los regímenes dictatoriales y totalitarios.
En cuarto lugar, la imposición a la fuerza de una institución ilegalmente constituida, como la Asamblea Nacional Constituyente, que llega al extremo de desconocer y burlarse de la voluntad de los electores expresada en comicios, como el bochornoso caso contra el gobernador electo del Zulia, Juan Pablo Guanipa, impedido de ejercer el mandato del pueblo.
A lo anterior debe sumarse la crisis humanitaria que se profundiza en el país y que se palpa principalmente en las calles, con el amento de personas dependientes de las sobras que se arrojan en las bolsas de basura; en las interminables colas de los mercados, donde se escuchan los más increíbles relatos de personas que hablan de sus angustias por carecer de un sustento que les permita alimentar a sus familias; y tan o más triste aun, el drama que padecen las personas más vulnerables, principalmente los niños, por falta de medicamentos.
Todo lo anterior, agravado por el espejismo de los aumentos salariales continuamente decretados por un Presidente que, encerrado en su burbuja de felicidad, y que no dudamos disfruta, pretende seguir pintándonos la figura de “país potencia”, por demás ridícula y falsa.
Por ello, insistimos una vez más, en la necesidad de llamar la atención de todos los sectores de la vida nacional, de conformar la plataforma unitaria que se requiere para hacer frente a ese renovado cuadro de calamidades que hunden actualmente al país, y entender lo dañino que resultan para los intereses generales del país, actitudes como la asumida por partidos y personas que se desvían del propósito de rescatar la institucionalidad del país, al insistir concurrir a unas elecciones municipales sin garantías de claridad y pureza, y someterse a la ilegítima ANC, pretendiendo pescar en río revuelto, validando con su proceder una ilegalidad gubernamental que es desconocida no solo internamente sino también en la comunidad internacional civilizada y democrática.
@JJMorenoA