Nicolás, en honor a la verdad tiene una autoestima que “Dios se la guarde”, con gran fe en sí mismo, una confianza a toda prueba en sus capacidades y en el poder que ostenta, esta semana “decretó” la felicidad navideña en Venezuela.
De esta manera y siendo coherente con sus convicciones, nos anunció con mucha alegría que ha decretado un nuevo ajuste salarial en aras de la recuperación del poder adquisitivo del venezolano, insistiendo en el argumento de la necesidad de proteger el poder de compra de los ciudadanos, frente a la brutal guerra económica de que es objeto el gobierno.
Este ajuste es el quinto en lo que va de año, el número 39 desde que comenzara en 1999 la Revolución Bolivariana Bonita, ajuste este que ilustra el desbocado avance de la inflación en el país.
Los ajustes de este año, comenzaron el 1 de enero del 2017, Sueldo Mínimo Básico Mensual Bs. 40.638,15 (Gaceta Oficial Nro. 41070, Decreto Nro. 2660), luego en fecha 1 de mayo del 2017, aumento del 60% Sueldo Mínimo Básico Mensual Bs. 65.021,04 (Gaceta Oficial Extraordinaria Nro. 6296, Decreto Nro. 2832), después en fecha 1 de julio del 2017, aumento del 50% Sueldo Mínimo Básico Mensual Bs. 97.531,56 (Gaceta Oficial Extraordinaria Nro. 6313, Decreto Nro. 2966), posteriormente en fecha 1 de septiembre del 2017, aumento del 40% Sueldo Mínimo Básico Mensual Bs. 136.544,18 (Gaceta Oficial Nro. 41231, Decreto Nro. 3068) y para culminar el año, este ultimo ajuste del 1 de noviembre del 2017, aumento del 30% , Sueldo Mínimo Básico Mensual en Bs. 177.507,43, (53 dólares a la tasa oficial y 4,3 dólares a la del mercado negro), Ticket de Alimentación, incrementado en 10 Unidades Tributarias (UT), cambiando su cálculo de 21 UT a 31 UT, que traducido en bolívares significa de 189 mil a 279 mil bolívares, de manera que el salario mínimo integral, tomando en cuenta el bono de alimentación y el sueldo base, pasó a ser de 456.507 bolívares (136 dólares a la tasa oficial y 11 a la del paralelo).
Este aumento del 30% también se aplicará igualmente a las pensiones, que ascienden a la suma integral de 230.759 bolívares, incluyendo el nuevo monto de 177.507,44 bolívares, más el complemento del bono de guerra económica, ahora de 53.252 bolívares.
Maduro, además informó durante el Consejo de Ministros número 295, que aprobó igualmente los recursos para pagar un bono especial de 500 mil bolívares a 4 millones de hogares venezolanos, depositados a través del Carnet de la Patria, los abonos en las tarjetas “Hogares de la Patria” y “Chamba juvenil” que pasaran de 140 a 190 mil bolívares.
De esta forma aseguró también, que en noviembre comenzó la Navidad en Venezuela, porque viene un CLAP navideño con todos los componentes para hacer las hallacas, la entrega de alimentos que se realizará como es lo usual, a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción pero se repartirá ahora cada quince días, que a partir del 15 de noviembre comenzará la distribución del pernil navideño y que los juguetes para los niños están garantizados en diciembre, porque “el Niño Jesús llega a los CLAP”.
Culminó su discurso, asegurando que todas las medidas económicas que planteó se aplican a partir del 1 de noviembre, ordenando que se les cancelen los nuevos montos a los pensionados del país de inmediato. Estos aumentos tendrán influencia o impacto directo en el pago de los aguinaldos y deben aplicarse a todas las tablas de trabajadores públicos de diferentes organismos del Estado, así como a los maestros y demás gremios que dependen del Estado.
Pero como si fuera poco, Nicolás también nos informó que desde esta misma semana comenzará a circular el billete de 100 mil bolívares, nuevo integrante del cono monetario venezolano, el de mayor denominación en el país, que se activa con la intención de proceder a fortalecer la política de protección y seguridad social de los trabajadores y la familia venezolana. Se trata de una batalla de movimiento, ya que según Nicolás “ellos” hacen su movimiento de robarnos un billete y “nosotros” hacemos el movimiento de publicar otro, fortaleciendo el sistema electrónico, de modo que esta la medida ayudará, según él, a enfrentar “la violencia económica” contra la población.
Su finalidad radica en contribuir a la eficiencia del sistema de pagos del país, agilizar las transacciones comerciales y minimizar los costos de producción, reposición y traslado de especies monetarias por parte de todas las instituciones bancarias nacionales y fortalecer la moneda venezolana, afrontando la especulación de los grupos (mafias) fronterizos que extraían el papel moneda, ya que uno de los principales problemas que enfrentan los venezolanos hoy en día es que en los bancos no hay efectivo, situación que afecta a los negocios y a la población por la inflación inducida por la página Dólar Today, donde el cambio de un dólar a bolívar en el mercado subterráneo sobrepasa las 40 mil unidades.
Analizando el ajuste es importante hacer la comparación del nuevo salario con el “dólar negro”, pues muchos productos básicos son importados por el sector privado con esas divisas, ante la decisión del gobierno de congelar su venta a tasas altamente subsidiadas, aquí es importante resaltar que el gobierno monopoliza los dólares mediante un control de cambio implantado desde el 2003.
Analistas consideran equivocada la política de aumentos salariales periódicos, ya que mientras el gobierno no entregue divisas a los empresarios para importar productos e insumos, y mantenga los controles de precios que desestimulan la producción, no está haciendo nada real para controlar el desabastecimiento y la inflación desmedida.
La realidad que vivimos es que el salario mínimo no alcanza hoy ni alcanzará mañana, el que teníamos solo daba para comprar 5 alimentos de los 58 productos de la canasta alimentaria y ahora solo 3, de modo que los 136.544,18 de bolívares se gastan en un kilo de pasta importada, un kilo de arroz y un kilo de pechuga de pollo con hueso, los productos regulados no son una opción, siguen escaseando.
Por otro lado con el bono de alimentación solo puedes comprar 3 productos más, es decir, un cartón de huevos en 55.000 bolívares, un kilo de café 63.300 bolívares y un kilo de carne de primera en 62.000 bolívares, eso es suficiente para gastar los 189.000 bolívares del “cesta triste”. Lo que significa que una persona apenas puede adquirir 6 de los 58 productos de la canasta con el salario integral.
De acuerdo a un informe de septiembre de Ecoanalítica existen “marcadas diferencias” en el porcentaje del presupuesto que destinan los diferentes estratos sociales para alimentos. En el estudio señala que 81% de la población, que representa el estrato D-E, está en “condiciones de pobreza”. Este grupo dirige casi la totalidad de sus ingresos a alimentos y bebidas no alcohólicas, con un gran peso del restante que está comprendido por el pago de transporte”. La clase media o estrato B-C, obligada a “reajustar sus prioridades” y compuesta, por 14% de los venezolanos, destina 60,1% de sus ingresos para alimentos. Mientras que la clase alta (estrato A), representada por 5% de la población, dirige 32,2% de sus ingresos a alimentos y bebidas no alcohólicas.
Esto nos indica que el venezolano ha dejado de consumir proteínas de origen animal por los altos precios al igual de proteína vegetal porque las leguminosas, como las caraotas, están muy costosas y escasean y los precios de los vegetales aumentaron dos veces en octubre en el supermercado, de las frutas mejor ni hablemos, cada vez es más difícil consumirlas dado su alto costo, una manzana cuesta 10.140 bolívares, el kg de durazno 9.400 bolívares y el de mandarina 9.100 bolívares.
La verdad es que la Canasta Básica, está en el orden de los Bs 3.901.076,04, por lo que se requieren seis ingresos mínimos para cubrirla, de modo que la realidad se impone por encima de cualquier proclama ideológica: el ingreso mínimo legal con todo y ajuste no da para lograr la recuperación del poder adquisitivo y proteger el poder de compra de los ciudadanos, en criollo, no da para comer completo, así que la felicidad de los venezolanos en este sentido está “en veremos”, al menos estas navidades.
En cuanto a la inflación, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que este año cerrará en 652,7%, y que en 2018 llegará a 2.349,3%, en octubre la misma dio un salto a 50,6%, por lo que se concluye que el país entró formalmente en hiperinflación, por primera vez en su historia, dado que atraviesa una grave crisis humanitaria marcada por la escasez y la carestía de productos básicos, alimentos y medicamentos.
Venezuela lleva años cumpliendo con creces las condiciones que llevan habitualmente a esta hiperinflación, la emisión descontrolada de dinero por parte del Banco Central, el descenso de bienes en el mercado a causa de la caída de la producción, mas el incremento del salario mínimo que se queda en poco más de 4 dólares al cambio en el mercado paralelo, son elementos fundamentales para estar donde estamos, de modo que la realidad es que estos ajustes no son reales sino simplemente nominales, de modo que nada de hacerse ilusiones, porque con ellos de ninguna manera se podrán comprar los productos indispensables para subsistir, así que a olvidarse de estrenos o hallacas!
Venezuela sufre además escasez de billetes, que obligan a los ciudadanos a hacer largas colas ante los cajeros para retirar el poco efectivo que los bancos reciben. El BCV ha presentado por orden de Maduro el billete de 100.000 bolívares, ya mencionado, medida esta que solo sirve para poner en evidencia la hiperinflación. En este orden la gente no entiende la emisión de un billete que nunca verán, dada la limitación de efectivo por cajeros o en taquilla que ha impuesto el sistema bancario nacional.
Las perspectivas del país ante esta crisis son nefastas toda vez que las acciones que toma el gobierno son inadecuadas para atajar la inflación, definitivamente no resuelven el problema de fondo, lo cierto es que deberían presentar un proyecto económico serio, en aras de bajar el índice inflacionario, tomando en cuenta la cotización del dólar paralelo, pero no ocurre así, porque no reconocen su equivocación.
Por lo que hoy en día el país con mayores reservas petroleras está al borde del default, hiperinflación, escasez de alimentos y medicinas, se avizora entonces a futuro mayor malestar social y nuevas protestas ciudadanas. La industria venezolana está funcionando al 30% de su capacidad y la deuda externa alcanzó los 100.000 millones de dólares, además de los 8.018 millones en intereses que deberán pagarse en 2018. La pérdida de poder adquisitivo del venezolano ronda el 40% este año, a pesar de los ajustes del salario. Se perdió definitivamente la confianza en la moneda: el bolívar se devaluó un 96,3% en el último año frente al “dólar negro”, referencial en medio de la sequía de divisas y del control de cambios del gobierno, de modo que “la gente sabe que el bolívar no vale nada”, y la mitad de las importaciones privadas se realizan con “dólar negro”, nueve veces más caro que el oficial, disparando los precios al infinito y mas allá.
La cosa cada día se pone peor, en criollo “color de hormiga”, encima ahora vemos un chavismo que se auto condena a radicalizarse cada día más y sin parecer preocupado, tiende a aislarse internacionalmente para preservar el poder, dada la fractura de la oposición, luego de las regionales y su división previa a esos comicios por lo que ni esperanzas ciertas hay de salir del régimen y su ineficiencia manifiesta, al menos en el corto plazo.
La felicidad no se decreta Nicolás, forma parte de un sinnúmero de acciones que tendrías que tomar en cuenta para satisfacer las necesidades de la población y así poder brindarnos a todos, un poco de tranquilidad en esta Navidad! La situación que vivimos en el país es cuando menos dramática, podríamos decir con seguridad que este es el peor momento que hemos vivido en nuestra historia patria, una situación grave, donde no vemos luz al final del túnel y en la que la terquedad del régimen nos conduce a la más terrible debacle económica, mas hambre, delincuencia y desesperanza.
María Auxiliadora Dubuc P.
@mauxi1