El presidente palestino, Mahmud Abás, no se reunirá con el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, que visitará la región este mes, como respuesta a la decisión de Donald Trump de reconocer Jerusalén como capital de Israel, frente al consenso internacional y la posición histórica de Washington. EFE
“No habrá ningún encuentro con Pence. EEUU ha cruzado una línea roja que no debería haber cruzado”, declaró el asesor diplomático presidencial Majdi Al Jalidi a la radio Palestina.
El jueves, un líder destacado del movimiento nacionalista Al Fatah, Yibril Rajoub, dijo que Pence no era bien recibido en Palestina, tras el anuncio de Trump, y aunque se había planteado la posibilidad de no recibirle no se había anunciado hasta hoy.
El liderazgo palestino está reunido desde esta mañana en Ramala para concretar las medidas que adoptarán como reacción a la declaración de Trump del pasado miércoles, entre las que plantean revisar los acuerdos de Oslo, dar por acabado el papel de mediador de EEUU en el proceso de paz, fortalecer la reconciliación palestina y pedir a la ONU que delimite las fronteras de Jerusalén.
Pence tenía previsto reunirse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y después trasladarse a territorio palestino para hacer lo propio con Abás, las dos visitas que suelen realizar los representantes estadounidenses cuando vienen a la región.
La controvertida decisión de Trump, criticada por la ONU, la UE y varios miembros de la comunidad internacional, ha generado una ola de protestas en los territorios palestinos que continúa hoy y se ha cobrado la vida de cuatro personas en Gaza, dos en enfrentamientos con el Ejército israelí, y otros dos en bombardeos sobre la Franja, en respuesta al lanzamiento de cohetes contra Israel.
Otras 170 personas en la Franja resultaron heridas, la mayoría de ellas con munición real en la parte inferior de sus cuerpos, que se suman a otros tantos heridos en las protestas de Cisjordania, la mayor parte con balas recauchutadas.
Este mediodía hay convocadas de nuevo manifestaciones de protesta en Jerusalén Este, Belén y otras ciudades cisjordanas.