Mientras Fránklin José Álvarez, de 41 años, militar de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), esperaba transporte público en la avenida Paúl Rene Moreno, frente al Hospital Adolfo Pons, en el Zulia unos presuntos delincuentes lo interceptaron y sin mediar palabras le dispararon en reiteradas oportunidades para dejarlo muerto en el sitio. Así lo reseña laverdad.com
Por Helen Hernández
Los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica comentaron que el oficial visitó, ayer en horas de la tarde, a su esposa, estaba internada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del referido centro de salud. Como necesitaba un medicamento decidió ir a buscarlo, cerró la puerta de la habitación, se despidió, sin imaginar que esa sería la última vez que vería a su pareja.
El miliciano caminó hasta llegar a la parada de carros por puesto, necesitaba ir a la farmacia para comprar la medicina. Luego de 15 minutos de espera, una voz lo hizo despertar de su letargo, volteó a su derecha, eran unos antisociales que le exigían que le entregara su billetera, celular, junto a todas sus pertenencias, detalló un informante.
Lo nervios lo invadieron cuando los maleantes lo apuntaron con un arma de fuego, se negó a entregarle los objetos de valor, en fracciones de segundos una bala impactó en su cuerpo, todo había terminado. Una vez que los vándalos perpetraron el crimen huyeron sin dejar rastro.
El funcionario cayó sobre el pavimento, agonizaba, no podía respirar, unos transeúntes que pasaban por el lugar lo llevaron en peso hasta la emergencia del hospital. Los médicos de guardia hicieron todo lo posible por estabilizarlo, resultó inútil, murió minutos después tras sobrevenirle un paro respiratorio.
Experticias
Los efectivos de la Policía científica acompañados por comisiones de la Policía regional llegaron al Pons para realizar las primeras pesquisas, acordonaron la escena del crimen y entrevistaron a testigos que dijeron no saber nada.
Hasta el momento los sabuesos desconocen cuántos y quiénes eran los hampones, la investigación continúa abierta hasta dar con sus paraderos. Los sabuesos manejan como móvil del deceso el robo.