Antes de su primera Navidad como presidente de Estados Unidos, Donald Trump enumeró a los que cree que se portaron mal -un alto cargo del FBI, los medios- y a los que fueron buenos, como las tropas estadounidenses destinadas en el extranjero y sus familias, así como niños que esperaban con ansia la llegada de Santa Claus. También encontró tiempo para el golf, tiempo para la familia y tiempo para la iglesia, reseña El Nuevo Día.
Antes el domingo, Trump intentó animar a los soldados estadounidenses que están lejos de sus familias para “defender a todas nuestras familias, nuestras libertades y nuestro orgullo”.
Tras jugar al golf en su club privado en West Palm Beach, el presidente participó con su esposa en un acto respondiendo llamadas de niños deseosos de saber cuándo llegaría Papá Noel. Las llamadas son una tradición relacionada con el programa de seguimiento de Santa Claus que mantiene desde hace más de 60 años el Comando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD).
Trump dijo a un niño que llamó desde Mississippi que el estado es “genial” y predijo que “Santa va a tratarte muy bien”. Animó a otro niño de Virginia que esperaba encontrar bloques de construcción bajo su árbol de Navidad. Trump, que se labró su nombre y su fortuna construyendo cosas, le dijo “Eso era lo que siempre me gustaba a mí también”.
“Santa se mueve muy deprisa. Estará en tu casa muy tarde por la noche cuando estés durmiendo”, dijo Trump.