Coinciden los analistas serios de todo el planeta que la situación del país alcanzó niveles ajenos totalmente a la normalidad. Un país sin reglas, cuyo aparato estatal destruyó los principios y valores que positivamente los grupos sociales deben impulsar para convivir y adaptarse a los desafíos que plantea el mundo de hoy.
Todo ello acompañado de un silencio mediático, con medios censurados, directamente por el gobierno o por sus dueños, que se acomodaron a las directrices insensibles del poder.
Los creadores del concepto de anomía- Merton entre ellos-hablan de la disociación de los grupos poblacionales, concretándose el quiebre del entramado social. Todo esto se manifiesta en la desesperanza de la mayorías, que observa como el factor destructivo es lo que caracteriza el devenir cotidiano.
Se ha estructurado un Estado que naufraga en un corredor movedizo, enigmático, oscuro. De allí que cualquier acción que pareciera positiva a simple vista, es simplemente una falsa ilusión, que al repetirse constantemente, deja al descubierto una política diseñada para continuar el control del Estado por parte de cada vez más pequeños grupos o camarillas, que no ofrecen otra alternativa que gobernar para su provecho personal.
Un ejemplo claro de esta situación es el ya trillado aumento salarial. El Profesor de la Universidad de Carabobo Carlos Enrique Ñañez lo explica con especial sentido didáctico:
La inflación acumulada anualizada para el 2017, señala el catedrático, alcanza al 2649 por ciento, un proceso hiperinflacionario nunca visto. De allí que califique el aumento anunciado, como un suicidio, ya que este alcanza, incluyendo el bono alimentario, a 9000 bolívares diarios, para un total de 26560 bolívares como ingreso total por día. Su ejemplo para explicar toda esta catástrofe es muy fácil: un cartón de huevos cuesta 250.000 bolívares. (Sic)
Con el dólar a 111.OOO bolívares el salario alcanza a 7.2 dólares mensuales, es decir, 0.20 centavos de dólar por día .No todos los Venezolanos perciben esos 7 dólares. Existe un desempleo galopante, sub- empleo y marginalización total escondidos, porque la anarquía inducida es tal, que no hay cifras oficiales de ninguna situación social de la población mayoritaria.
La canasta familiar alcanza a 13 millones de bolívares mensuales, lo cual significa 16 ingresos por familia contando la bonificación. El estado de anomía es un torbellino imparable si no se presenta un cambio de rumbo urgente. La hiperinflación seguirá desatada, la gente muriendo de hambre y sin rumbo, camino al naufragio total.
La única esperanza es que llegará el día del juicio y tal como se describe en el apocalipsis “veremos un cielo nuevo y una tierra nueva”. Dios mediante.
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