Preocupante y aterradora. Así definió Griselda Reyes, ex candidata a la Alcaldía de Baruta, la situación que podría presentarse en el país de agotarse los inventarios de alimentos y otros productos de primera necesidad como consecuencia de los saqueos espontáneos o inducidos, sin que hasta la fecha se haya estimulado la producción nacional.
“Solo retomando la producción nacional podremos satisfacer las necesidades de alimentación de los venezolanos. Saquear supermercados, panaderías e incluso a bachaqueros, es un acto que te garantiza el suministro de comida para hoy, pero que indudablemente significará el hambre de mañana, a menos que se empiecen a adoptar políticas destinadas a revertir este grave problema”, dijo la también empresaria, al referirse a las últimos hechos de violencia registrados en todo el país donde comunidades han vandalizado comercios y hasta transportes de carga en las principales carreteras para hacerse de algunos rubros.
Reyes llamó la atención de las autoridades gubernamentales para que se enfoquen en resolver las demandas de gran parte de la población que hoy depende de los alimentos importados y que se expenden a través de los Consejos Locales de Alimentación y Producción (Clap), mientras se atienden las exigencias puntuales de los sectores dedicados a la actividad agrícola y pecuaria, que desde hace algún tiempo tienen un diagnóstico preciso de la situación.
“Despojar, a través de la violencia o mediante la rebaja compulsiva de precios impuesta por la Sundde de los rubros que el propio gobierno no provee, atenta contra todo el ordenamiento jurídico vigente, pero lo más peligroso aún es que crea más escasez, más desabastecimiento y no resuelve el problema de la inflación”, lista a la que sumó el desempleo que podría generarse tras el cierre de algunas empresas y comercios incapaces de recuperarse de un asalto, como ya ocurrió en el estado Bolívar en diciembre de 2016.
Venezuela perdió su capacidad de producción tras las múltiples expropiaciones y confiscaciones de industrias, empresas, comercios y tierras productivas por parte del gobierno central, llevando a que más del 70% de nuestro consumo provenga de las importaciones. Éstas también han caído de manera dramática en los últimos cuatros años a raíz del derrumbe de los precios del petróleo, principal producto de exportación.
Así como reconoció que hay muchas fallas por parte del Ejecutivo al extremar controles e impedir el libre funcionamiento de la economía, Reyes también advirtió acerca de ciertos desajustes cometidos por algunos empresarios que han podido acceder a las divisas preferenciales, comprar las mercancías con ellas y luego, tras congelarlas en containers cuatro o cinco meses, las venden en el mercado nacional calculando el precio a partir del dólar paralelo en vigencia.
“Aquí hay muchos empresarios que reciben dólares preferenciales y no lo dicen, pero tampoco los utilizan para incentivar la producción nacional o para importar la materia que en principio notifican van a traer”. De hecho, hay otros que consiguen acceder a las divisas preferenciales y luego las venden en el mercado al precio determinado por el paralelo. Esto les reporta ganancias extraordinarias.
Quienes deben reponer mercancías, renuevan su estructura de costos y evidentemente tienen que vender a los precios actualizados porque eso es un ciclo que se repite. De allí que criticó tanto a los funcionarios gubernamentales como a los empresarios y comerciantes privados que, apelando “a la viveza criolla”, se quieren hacer millonarios de la noche a la mañana con la venta de productos adquiridos a dólares preferenciales, congelados durante meses y posteriormente comercializados a precios inalcanzables para la mayoría de los venezolanos. O, en el peor de los casos, que toman esos dólares comprados a 10 bolívares y los negocian por el precio del paralelo que ya supera con creces los 130.000 bolívares.
Finalmente, Reyes dijo que los controles para proteger a la población deben existir única y exclusivamente cuando estos van de la mano con la oportuna producción nacional de rubros, bienes y servicios de consumo masivo. “Y hay que detener las importaciones, limitándolas a lo estrictamente necesario, fomentando además la exportación de productos y servicio hechos en Venezuela”.
Nota de prensa