El presidente Nicolás Maduro decretó nuevamente el estado de excepción y emergencia económica, con lo que cumple dos años gobernando bajo esa modalidad que le da libertades para dictar medidas sin pasar por la aprobación de la Asamblea Nacional, publica Banca y Negocios.
Banca y Negocios @bancaynegocios
El primer decreto se emitió en enero de 2016, justo cuando la Asamblea Nacional de mayoría opositora se instaló para comenzar su periodo constitucional. La decisión fue rechazada por esa instancia, pero el Tribunal Supremo de Justicia la validó argumentando que el legislativo no cumplió con los lapsos legales.
Cada dos meses el Ejecutivo emite o renueva la emergencia económica. Al decreto se han ido incorporando elementos como los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap), posibilidad de suspender garantías, entre otros.
El primer decreto de emergencia económica, señalaba que “las medidas a ser tomadas para proteger al pueblo en función de las amenazas existentes, deben ser de una gran magnitud e impacto en la economía nacional y de carácter estructural, sin afectar los derechos a la vida digna, la salud, la alimentación, la educación, el trabajo”. Sin embargo, dos años después, los números dicen algo diferente.
Hiperinflación
En 2017 Venezuela entró por primera vez en hiperinflación, técnicamente definida como un alza de precios mayor a 50% mensualmente. La falta de confianza en la moneda nacional, el incremento récord de la liquidez monetaria y una baja producción llevaron a los precios a topes nunca vistos y el proceso aún no se detiene.
Según el índice de precios de la Asamblea Nacional (el gobierno no emite cifras desde 2015) en 2017 la inflación fue de 2.616%. En un documento entregado por el Ejecutivo al regulador del mercado de valores de Estados Unidos (SEC) en diciembre, se indicaba que en 2016 la inflación fue de 274,4%. Firmas como Aristimuño Herrera & Asociados, estiman que se ubicó en ese año en 510%.
El principal combustible de la inflación en estos dos años ha sido el incremento de la liquidez monetaria. Entre enero de 2016 y diciembre de 2017, ese indicador ha aumentado 3.119%, al pasar de Bs 3,9 billones a Bs 127,3 billones.
Derrumbe de la producción
Solo en los dos años en que ha estado en vigencia la emergencia económica el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo 29%, principalmente por el derrumbe en 2016, cuando la economía cayó 16,5%, según los datos proporcionados por el gobierno a la SEC.
Implantación de los Clap
Los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) se crearon en 2016. Es una estrategia del gobierno que apunta a crear pequeñas unidades de producción para abastecer de alimentos y otros bienes. Sin embargo, su cara más visible es la caja o bolsa con unos 18 productos alimenticios básicos que, en el mejor de los casos, se vende mensualmente a las comunidades organizadas. Su precio pasó de Bs 4.500 en septiembre de 2016 a Bs 25.000 en enero de 2017. Un incremento de 900% en año y tres meses.
El gobierno compra a empresas privadas o importa directamente los productos que contiene este paquete de alimentos. Las compañías nacionales están obligadas a ofrecer la mitad de su producción a este sistema. Además, suplantó las ventas de otros programas gubernamentales como Mercal y Pdvsa. Este combo de comida en la mayoría de las ocasiones no incluye proteína animal.
Paralelo a este proceso, se permitió el ingreso de alimentos importados para ser vendidos a precios internacionales en supermercados y abastos, incluyendo las redes estatales como Abastos Bicentenario. Ninguna de estas acciones ha logrado frenar la escasez de alimentos ni de medicinas.
Crisis de efectivo y nuevo cono monetario
Una cifra nos muestra esta realidad en los últimos dos años. En la semana que se dictó el decreto de emergencia económica en 2016, la proporción de dinero en efectivo que había en el país con respecto a la liquidez monetaria era de 10,56%. La última semana de diciembre de 2017 ese mismo indicador se encontraba en 5,52%. Eso significa que aunque los venezolanos tienen dinero disponible en sus cuentas bancarias, no hay suficiente efectivo para que lo usen, teniendo que recurrir cada vez más a los canales electrónicos para hacer pagos hasta de un pan o un paquete de caramelos, pero dificultando otras operaciones como pago de pasaje e incluso la misma bolsa o caja del Clap.
El gobierno intentó sacar de circulación el billete de Bs 100 en diciembre de 2016, pero una ola de protestas, así como la sequía de efectivo que esto ocasionó, hizo que la medida se cancelara y ya se ha prorrogado su validez al menos 11 veces desde entonces.
Por otro lado, el BCV puso en circulación en enero de 2016, un nuevo cono monetario para “hacer más eficiente el sistema de pagos, facilitar las transacciones comerciales y minimizar los costos de producción, reposición y traslado de especies monetarias, lo que se traducirá en beneficios para la banca, el comercio y la población en general”. La espiral inflacionaria que le quitó poder de compra a las piezas salidas en 2008 con la reconversión, hizo lo mismo con las nuevas, pero en menos tiempo.
Además, los cajeros automáticos solo dispensan el billete de Bs 10.000, lo que deja por fuera las dos piezas de mayor denominación: Bs 20.000 y Bs 100.000, este último en circulación desde noviembre y que a enero de 2017, equivale a menos de un dólar según la tasa no oficial.
Devaluación del bolívar
El gobierno diseñó un nuevo esquema cambiario en 2016 llamado Sistema de Divisas de Tipo de Cambio Complementario Flotante de Mercado (Dicom), que entró en funcionamiento en 2017 a través de subastas que adjudicaron unos $300 millones entre mayo y agosto. En ese lapso la devaluación fue de 78%. Por su parte, la otra tasa, denominada Divisas Protegidas (Dipro) se mantuvo sin variación en Bs/$ 10.
Las subastas están suspendidas y el gobierno prometió para este mismo mes de enero su reactivación, tras señalar a las sanciones estadounidenses como las responsables de la paralización de ese sistema. Mientras tanto, en los dos años de emergencia económica el dólar paralelo subió 19.836,7%.