Desde muy temprano en las mañanas, las madres y padres de familias se acercan a las panaderias de Maracaibo para formarse en colas. Buscan recortes de pan de sándwich. La economía opción se convierte en el desayuno, almuerzo y cena en sus hogares, reseña Versión Final en su portal web.
Una familia promedio debe comprar entre ocho y diez panes para una sola comida. Un pan se ubica en siete mil y ocho mil bolívares, lo que representa un gasto de 56 mil y 80 mil bolívares, pero por 100 mil se puede adquirir medio saco de corteza de pan, que resulta para muchas familias ya que rinde para tres comidas.
María Paz, de 26 años, llegó a las 5:30 de la mañana a una panadería de la zona norte que una hora después abrió sus puertas. Necesita proveer a sus tres hijos de cinco, cuatro y un año, del primer alimento del día. Luego de obtener medio saco por 100 mil bolívares en efectivo, repartió los retazos de pan entre sus pequeños, publicó el medio.
Antes los recortes de pan eran regalados o lanzados a la basura en los establecimientos. Hoy llenan los estómagos de familias enteras a precios accesibles.
Para la joven madre es más rentable comprar los retazos, para tres comidas, que pagar entre Bs. 80 mil y 160 mil que cuesta un paquete de harina de maíz, que depende si es en efectivo o con pago electrónico.
“A veces solo comemos los restos del pan, porque no tenemos dinero para comprar más cosas”, aseveró la mujer.
De opción a solución
Luis Rosales, de 46 años, trabajador de mantenimiento y limpieza en una empresa, comenzó a comprar las conchas del rubro como una opción para su almuerzo, pero ante el alza de los precios de las piezas de pan, empezó a llevarlas con frecuencia a su hogar para solucionar.
“Venden cinco lonjas de pan envueltas en papel plástico y vale 10.000 bolívares. Equivale como a tres panes salados, solo que es más barato”, relató.
Con su salario mínimo de 248 mil bolívares no puede garantizar el sustento de su familia, asegura.
“Nos pagan la quincena y el cestatique, pero es imposible adquirir los productos. Esperamos tanto por el sueldo para gastarlo en un solo día y comer por tres o cuatro días. Ya no sé qué vamos a comer”, lamentó.
Rosales vive con su hermana y dos sobrinos. Buscan alternativas como la yuca, topocho, plátano y auyama para estirar su pago, pero una vez que los comerciantes notan que el alimento es muy solicitado comienzan a especular, destacó.
“Anteriormente, las conchas las regalaban, pero como vieron que muchas personas las buscaban comenzaron a venderlo para no tener pérdidas”, aseguró.
Para comprar el alimento, los usuarios deben madrugar. Debido al bajo costo se agotan rápidamente y corren el riesgo de quedarse sin ellos.
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