Los habitantes de gran parte del planeta apreciarán el 31 de enero un eclipse total de la llamada superluna azul, la segunda luna llena del mes y en su posición más cercana a la Tierra.
Este fenómeno podrá verse desde algunas partes de Australia, Estados Unidos y otros lugares del globo, a excepción de ciertas zonas en Europa y Suramérica, y se calcula que no ocurre desde 1982.
Según los expertos, el eclipse total de superluna azul no tendrá ninguna implicación para el planeta.
Los eclipses lunares ocurren cuando la Tierra se encuentra entre el Sol y su satélite, lo que -a diferencia de los eclipses solares- es visible desde cualquier lugar del mundo, una vez la Luna esté sobre el horizonte en el momento del fenómeno con las condiciones propicias.
Durante la totalidad, la luna entera se encuentra dentro del cono de sombra aunque no desaparece de la vista, sino que adquiere una tonalidad rojiza, razón por la que en las redes sociales se la conoce como “luna de sangre”.
Esto ocurre porque la Luna refleja la luz roja del sol desviada por la atmósfera terrestre, que solo filtra sus componentes azules.
“La intensidad del color rojo de la luna durante un eclipse dependerá directamente de la cantidad de polvo existente en la atmósfera de la Tierra”, explicó en un artículo de opinión el español Ángel López-Sánchez, portavoz del Observatorio Astronómico Australiano (AAO, siglas en inglés).
López-Sánchez precisó que “con poco polvo será una bola brillante naranja, con mucho polvo parecerá una bola negra”.
El 31 de enero se producirá asimismo una “superluna”, que es cuando el satélite se encuentra en su órbita en su punto más cercano a la Tierra.
El tercer fenómeno simultáneo en gran parte del planeta es que se tratará de la segunda luna llena del mes -lo que en inglés llaman la “luna azul”, aunque no tenga nada que ver con este color-, un fenómeno que ocurre de media cada 2,7 años.
La trilogía de eventos astronómicos se contemplará antes del amanecer del 31 de enero en América del Norte, Alaska o Hawai, mientras que en partes de Rusia, Asia oriental y Oceanía lo verán en la noche de ese mismo día e incluso en la madrugada del 1 de febrero.
El eclipse total alcanzará su máximo apogeo alrededor de las 13.29 GMT del miércoles, pero no podrá apreciarse en gran parte de Sudamérica, África y Europa Occidental.
López-Sánchez aseveró que en Australia, que tiene una deferencia de huso horario de tres horas, el fenómeno de la “luna azul” coincidirá con el eclipse en la costa oeste (Perth), pero no en la oriental (Sídney).
Durante las superlunas, el diámetro del satélite puede aumentar hasta en un 14 por ciento, lo que no se distingue a simple vista, y también se incrementa su brillo.
López-Sánchez explicó que los puntos de la órbita lunar ya habían sido definidas por los astrónomos como perigeo (más cercano a la Tierra) y apogeo (más lejano), pero en 1979 el astrólogo estadounidense Richard Nolle se le ocurrió designar a la luna llena en el perigeo como “superluna”.
Este tipo de términos superlativos “no tienen sentido astronómico ninguno” y en realidad el hecho de que se produzcan dos lunas llenas en un mismo mes “depende de dónde se esté en la Tierra”, explicó a Efe López-Sánchez.
“Lo importante es que se va a dar un eclipse total de luna, todos los nombres y calificaciones superlativas demuestran solamente el interés que sigue teniendo observar el cielo porque los fenómenos extraordinarios ocurren todo el tiempo en el universo”, acotó el representante del AAO.
El científico español recomendó a quienes estén en las zonas en que se puede apreciar el eclipse que busquen lugares con poca contaminación lumínica.
Según datos de la NASA, en 2018 se producirán dos eclipses totales de Luna, el 31 de enero y el 27 de julio. EFE