No se deje engañar, por José Luis Monroy

No se deje engañar, por José Luis Monroy

Hola que tal mi gente, Nunca confío en las expectativas… no me gustan, porque se basan en conceptuar en demasía las posibilidades de que suceda algo que deseamos o nos conviene, y nunca tendrá solidez basarse en lo imprevisible… la vida es imprevisible. Someternos a lo imprevisible puede resultar frustrante, además de cerrarles las puertas a otras posibilidades que podrían adaptarse mejor a lo que en ese momento necesitamos, esperamos y aspiramos. Por eso nunca me hago expectativas fuera de aquellas que puedo administrar con base en la realidad y aun así, me sorprendo de cuán flexibles pueden llegar a ser éstas en la medida que uno trabaja en sí mismo. Las expectativas deberían aplicarse a uno mismo sólo para conocerse mejor, pero nada más. Tener expectativas para todo y en todos es igual que pretender apostar en la ruleta rusa, y esperar que en cada disparo se produzca un tiro. Pero los hay que tienen altas expectativas para todo y en todos, y son los mismos que sufren voluntariamente la frustración de esas ilusiones que nunca se cumplen, tan llenas del imperativo de la posibilidad y tan vacías de elementos razonables… Y el problema no es la expectativa en sí, sino el concepto equivocado que de ella se tiene. La expectativa se define como la esperanza de realizar o conseguir algo y también como la posibilidad razonable de que algo suceda… se nos olvida que esperanza viene de espera y se espera una posibilidad, es decir, una variable aleatoria en una distribución de probabilidades. Con lo cual puede ser se espere que algo suceda y… que suceda, que no suceda e incluso que suceda todo lo contrario. Por eso no es buena ninguna expectativa cuando se le otorga un valor de verdad absoluta. Y lo olvidan quienes han puesto sus expectativas en otros, quienes han preferido esperar, quienes han querido obtener sus deseos mediante el esfuerzo ajeno, quienes se han dejado llevar por su bondad o su ignorancia, quienes han confiado en exceso y… lo que es peor, quienes han pensado inocentemente que sus buenas obras serían igualmente retribuidas y no… que uno sea justo no nos otorga la certeza de que otros lo vayan a ser también, que uno no se mienta y no mienta no quiere decir que los demás no vayan a mentir, y que uno confíe en sí mismo y en otros no quiere decir que todos ellos sean personas confiables… pero se olvida.

Olvidamos hasta que lo esperado no sucede y si sucede, sucede para mal y en contra de uno mismo. Es ahí cuando aparece, esa sí de forma “razonablemente previsible”… la frustración, ese sentimiento que nos priva de la satisfacción que nos debería haber traído esa expectativa… y en su lugar llega una avalancha de sentimientos de negación, de injusticia, de insatisfacción y finalmente de ira, de rabia e incluso… de violencia contra uno mismo y contra los demás. Y sorprende cómo llegado ese momento, cuando sería necesario tener la calma y la razón para contenerse, automotivarse y tranquilizarse… no se tienen.

En nuestro país hemos visto como la población ha ido de frustración en frustración porque nunca se le habló claro y todo se dejo a la expectativa, cuando con un régimen como el que tenemos hay que ser realistas, aquí siempre hemos dicho las cosas claras y también lo que va a suceder, puedo dar fe de todo eso y la palabra escrita está bien argumentada, siempre fui muy claro desde que le vendieron a la gente que se podría salir de este régimen por referéndum, y una serie de cosas más, ahora vienen con las elecciones y una vez más quieren engañar a la población, y no se atreven a decirle la verdad, pues yo si lo he hecho para que no se estén creando falsas expectativas así que ya están advertidos, toda la información que he manejado a través de mis redes sociales siempre me han dado la razón.

Toda dictadura en la historia diseña, organiza y mantiene a SU oposición, la que le sirve a sus propósitos. ¿Cuál es la del régimen venezolano?

Pero como siempre ud. decide.

Entonces, ya se ha llegado demasiado lejos, ya no importa lo que los demás opinen o que insistan en que se está sobredimensionando la situación, tampoco importa que digan que no es tan grave o que no lo vale ese enojo. Y hasta podrían tener razón… pero no son ellos quienes han visto frustradas esas expectativas, ni los responsables de lo que está sucediendo. Créame… la vida de uno sólo depende de uno. Por eso la próxima vez mejor elija la realidad para minimizar con ella sus expectativas y su frustración, y para también así aplacar esa ira que subyace de forma casi obligada en nuestro interior y que, como bien dice Séneca, es un ácido que puede hacer más daño al recipiente en el que se almacena que en cualquier cosa sobre la que se vierte.

#ElLiderEresTu

@joseluismonroy

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