Treinta y dos unidades de diálisis de 129 que funcionan en el país, paralizaron sus actividades porque no cuentan con los insumos necesarios para aplicar el procedimiento mediante el cual se extraen las toxinas y el exceso de agua de la sangre de los pacientes que han perdido la función renal. La consecuencia: en apenas una semana, seis venezolanos perdieron la vida por tal motivo.
Para la empresaria del sector salud y ex candidata a la alcaldía de Baruta Griselda Reyes, “es inaceptable” que en Venezuela los enfermos renales estén muriendo por no poder dializarse.
Al respecto, señaló que al gobierno parece no importarle mucho el destino de hombres y mujeres, niños, jóvenes y adultos por igual, que hoy se enfrentan a un terrible desconcierto en el manejo del sector salud. “La mayoría de los pacientes cuyos riñones están paralizados, requieren por lo menos tres diálisis semanales para eliminar artificialmente las sustancias tóxicas de la sangre que quedan retenidas a causa de la insuficiencia renal y ya hemos visto con mucho dolor como seis personas han muerto porque simplemente no hay filtros o porque las máquinas están dañadas”, manifestó Reyes.
A esto se suma el hecho de que el gobierno nacional a través del ministerio de Salud, dejó de importar medicamentos hemoderivados, insumos para bancos de sangre, catéteres y reactivos para las máquinas de diálisis, aun cuando las autoridades estaban al tanto de que el inventario duraba hasta enero de este año. Hace apenas dos días, el presidente de la República aprobó un presupuesto de 12,3 millones de euros para adquirir estos insumos que además son importados.
“Imaginen el suplicio que están pasando los 16 mil pacientes renales que dependen de este procedimiento médico para sobrevivir. Es como una ruleta rusa, no se sabe cuándo le tocará al próximo. Y cuando te enteras que un grupo de pacientes renales que protestaba por el cierre de las unidades de diálisis en Barquisimeto fue dispersado a tiros, entiendes que a quienes nos gobiernan no les importa la vida de los demás”, sentenció.
Hay organizaciones no gubernamentales como Codevida, que llevan cerca de tres años denunciando y luchando por condiciones mínimas para atender a quienes no pueden eliminar por la orina las sustancias tóxicas en la sangre.
Alarman cifras como las manejadas por la Federación Farmacéutica de Venezuela, que dan cuenta de una escasez de 95% de medicinas para enfermedades de alto costo como el cáncer, de 85% en hipertensivos e igualmente de 85% en insumos médicos. “Esta es una sentencia de muerte contra estos enfermos. También preocupan los pacientes trasplantados y los que están en lista de espera para recibir un órgano”, dijo Reyes.
De hecho, en octubre del año pasado, la Organización Nacional de Trasplante de Venezuela denunció la paralización del sistema de donación y trasplantes de órganos, razón por la cual el pronóstico de vida luce lúgubre para unos 5 mil pacientes en lista de espera.
En ese momento, indicaron a través de un comunicado, que la paralización respondía al deterioro de la infraestructura de los hospitales sede de los Centros de Trasplante; a la no disponibilidad continua de medicamentos prioritarios, colocando en peligro la sobrevida del injerto y en algunos casos la vida de los pacientes; a las fallas y disponibilidad en el suministro de insumos médicos; a la no disponibilidad de tratamiento inmunosupresor; al déficit de recurso humano especializado, por la emigración de profesionales al exterior; a la paralización total de la actividad de procura de órganos del sistema de procura de órganos y tejidos; a la paralización total de la actividad de trasplante de órganos de donante fallecido; y a la dificultad para mantener la actividad de trasplante vivo.
Finalizó la empresaria del sector salud, insistiendo en el hecho de que para revertir todo este caos, hay que comenzar por cambiar el fracasado modelo de gobierno.
Nota de prensa