Las cifras de las exportaciones de petróleo de Venezuela hacia Estados Unidos, publicadas por la Administración de Información de Energía (EIA) de ese país correspondientes a enero de 2018, indican un desplome interanual de 44%, el nivel más bajo en los últimos 30 años.
La nueva administración de PDVSA envió 390 mil barriles/día (b/d), promedio mes, a las refinerías americanas el pasado mes de enero. Lo que permite estimar que la producción petrolera de PDVSA para enero 2018 estuvo en el rango de 1.260.000 ~ 1.320.000 b/d, considerando la afirmación del presidente de PDVSA, M/G Manuel Quevedo, que “las colocaciones a Estados Unidos abarcan 31%”.
Si el régimen de Nicolás Maduro mantiene las reglas que ha usado para administrar el negocio petrolero (control cambiario, régimen fiscal, y gasto social) este año, la producción de crudo a finales de 2018 cerrará entre 1.080.000 ~ 1.150.000 b/d., con una producción promedio año de 1,230 millones b/d.
Una situación favorable para el cartel de la OPEP que acordó en diciembre de 2016 reducir su oferta de petróleo en 1,2 millones b/d durante 2017, colocando la meta de producción en 32,5 millones b/d. Un techo que pactó mantener en 2018. En ese volumen, la cuota correspondiente para Venezuela es de 1.970.000 b/d. Lo que está creando un margen de 800 mil b/d para que países miembros de la OPEP puedan producir por encima de sus cuotas.
En 2017, el comportamiento de la caída de producción de PDVSA muestra, según las cifras de las fuentes secundarias de la OPEP, que en el mes de abril la exportación de crudo hacia los Estados Unidos fue suplida con reducciones en los volúmenes enviados a Asia y/o Caribe, equivalentes a 137 mil b/d con respeto al mes anterior (marzo). Mientras que los meses comprendidos entre mayo a noviembre, las colocaciones de petróleo hacia Estados Unidos fueron afectadas por un recorte que incluyó el desplome de la producción de PDVSA. Y en diciembre de 2017 y enero de 2018 la caída total de la producción de petróleo de PDVSA afectó de manera directa las exportaciones hacia Estados Unidos.
El incremento de precio del barril de la cesta venezolana a partir de junio 2017 ha intentado compensar en términos de ingresos la caída de los volúmenes de exportación a EE.UU, ubicándose en 720 millones de dólares en enero de este año. Sin embargo, esta entrada representó una caída de 24% con respeto a diciembre de 2017.
La decisión del régimen de Maduro de sacrificar el mercado petrolero estadounidense ante el desplome de la producción de PDVSA, ha afectado su posición estratégica en ese mercado, pasando a ocupar el séptimo lugar dentro de los diez principales suplidores de crudo a Estados Unidos.
Una situación que le permite a Administración de Donald Trump reconsiderar la aplicación de un embargo petrolero al régimen político en Venezuela, para obligarlo a negociar una salida democrática a la crisis de gobernabilidad, la profundización de la crisis socioeconómica, y la decisión de Maduro de someter a la población a un régimen totalitario. Rex Tillerson, secretario de Estado de EE.UU., lo afirmó en su reciente visita a Argentina: “Sancionar la venta de petróleo en Estados Unidos o la refinación de productos de Venezuela es algo que estamos considerando“.
Actualmente, el impacto de esta decisión en los consumidores estadunidenses es mínimo, porque el incremento de la producción de petróleo de las formaciones de lutitas permiten adquirir internacionalmente los volúmenes importados desde Venezuela.
Maduro lo sabe y por eso respondió el domingo 4 de febrero que está preparado ante la “amenaza” de un embargo petrolero de la Administración Trump, porque ha venido sacrificando los envíos de crudo a las refinerías americanas en el Golfo de México.
Maduro lo que no sabe es que sustituir la importación de productos refinados desde EE.UU le tomará tiempo, sobre todo por la fama de “mala paga” con los contratistas de la industria petrolera y los tenedores de bonos de la deuda externa. Todo lo que compra debe pagarlo de contado.
La importación de 31 mil b/d de naftas, 19 mil b/d de gasolina, 11 mil b/d de MTBE, 15 mil b/d de fuel oil y 3 mil b/d de lubricantes adquiridos en EE.UU. es vital para la operación de PDVSA y el mercado interno venezolano.
Por lo tanto, el colapso de las exportaciones petroleras venezolanas hacia EE.UU. permitirá “sancionar la venta de petróleo en Estados Unidos” por parte de la Administración Trump.