Los blocos Galo da Madrugada, que divirtió a unas dos millones de personas en la ciudad brasileña de Recife este sábado de carnaval, y Cordao da Bola Preta, cuyo desfile atrajo a 1,5 millones en Río de Janeiro, volvieron a confirmarse hoy como las dos mayores comparsas de carnaval del mundo.
El Galo da Madrugada, ya registrado como la mayor comparsa de carnaval del mundo por el libro Guinness de Récords, inició a primera hora de hoy, tras un espectáculo de fuegos pirotécnicos, un desfile con el que se propuso a animar, con decenas de orquestas y atracciones, a las dos millones de personas que desde temprano abarrotaron las calles del centro histórico de Recife, la capital del estado de Pernambuco y mayor ciudad del nordeste de Brasil.
La comparsa, que este año festejó los 40 años en que lleva “promoviendo el folclor y la cultura de Pernambuco”, recorrió, detrás de una gigantesca escultura en forma de gallo, seis kilómetros en un desfile que sólo estaba previsto terminar al final de la tarde de este sábado.
Para garantizar la animación de la multitud a lo largo de decenas de calles, el Galo da Madrugada utilizó 30 “tríos eléctricos”, como son conocidos los camiones equipados con plataformas para las orquestas y los cantantes, y con poderosos equipos de amplificación de sonido.
En estas estructuras se relevaron populares contantes como Elba Ramalho, Alceu Valença, Vanessa da Mata, Zé Brown y Fafá de Belém, así como baterías (orquesta de percusión) y bandas de carnaval.
Pese a que el público pudo disfrutar y bailar diversos ritmos, el dominante fue el “frevo”, el más tradicional y popular de Pernambuco y que exige de los bailarines acelerados y llamativos pasos y piruetas.
Además de los tríos eléctricos, el público pudo ver el paso de seis enormes carrozas alegóricas que representaban muestras de la cultura de Pernambuco, como sus compositores y sus carnavales, y ochenta grupos que usaban el mismo disfraz.
Por su parte, el bloco Cordao da Bola Preta, la comparsa carnavalesca más antigua y popular de Río de Janeiro, conmemoró hoy su primer centenario con un espectacular desfile que fue seguido por al menos un millón de personas por las calles del centro de esta ciudad.
La Bola Preta (Pelota Negra), como es popularmente conocida, fue uno de los primeros blocos en salir este sábado de carnaval de entre los cerca de las 80 comparsas que desfilarán tan sólo hoy para el delirio de las cerca de seis millones de personas que, se calcula, participarán de las fiestas callejeras y gratuitas de este año en Río de Janeiro.
En el centésimo desfile de su historia, esta tradicional comparsa dio inicio a su fiesta hacia las 10.00 hora local (12.00 GMT), cuando comenzaron a avanzar sus cinco “tríos eléctricos” por las céntricas avenidas Primero de Marzo y Presidente Antonio Carlos.
El público, en su gran mayoría vistiendo llamativos disfraces y algunos portando pancartas con mensajes irónicos, críticas políticas y hasta invocaciones religiosas, marchó detrás de las orquestas bailando y entonando las tradicionales “marchinhas” de carnaval, algunas también centenarias.
Entre las personas que bailaban en medio de la multitud con cerveza en la mano para refrescarse del fuerte calor del verano austral también destacaban los que improvisaron disfraces con pelotas negras en fondo blanco como homenaje al bloco.
El momento de mayor aglomeración fue cuando la comparsa pasó frente al Palacio Tiradentes, la sede del Legislativo regional y cuyas escalinatas fueron tomadas por centenas de personas que escogieron un palco privilegiado para ver a la banda pasar.
En los prácticamente seis días del carnaval de Río de Janeiro, que se extenderá hasta el mediodía del Miércoles de Ceniza, 437 blocos realizarán cerca de 600 desfiles para las seis millones de personas esperadas en la fiesta, de las cuales 1,5 millones son turistas.
Los desfiles de las comparsas son una de las mayores atracciones del carnaval carioca junto a los majestuosos desfiles de las escuelas de samba del Grupo Especial, aunque mientras que los primeros son gratuitos y abiertos, los segundos están restringidos para quienes pagan las costosas entradas al sambódromo. EFE