Las redes sociales están llenas de relatos en los que personas juran haber visto algún funcionario venezolano adquiriendo de hurtadillas propiedades en La Florida. Generalmente añaden quienes describen la novedad, que el señalado es un “ladrón” y que hasta el advenimiento del chavismo bolivariano “vivía en un barrio”.
Algunos de estos cazadores de sinvergüenzas suelen precisar la raza del presunto prevaricador quién puede ser catalogado como perteneciente a cualquiera de ellas menos a la caucásica.
Los autores de estas pinceladas dibujadas con evidente saña y rencor social por lo general son incapaces de reconocer que en el pasado, durante el primer gobierno de C. A. Pérez y en adelante, para precisar el tiempo, hubo cantidad de profesionales –no la mayoría, obvio- pertenecientes a la entonces pujante clase media, que no dudaron en inscribirse en la funambulesca Asociación de Cañicultores del Estado Miranda.
Para el futuro dejo constancia que el grupejo de supuestos “cañicultores”, aunque muchos de ellos acostumbraban beber aguardiente fino y no poseían tierras cultivadas…. se hicieron pasar por agricultores para dejar de pagar impuestos como se supone lo debe hacer todo ciudadano de bien.
No obstante este entremés aclaro que no era mi intención exponer en exclusiva los malos o buenos venezolanos que nacieron en los barrios o en las urbanizaciones de la antigua ex clase media.
No quiero generalizar porque afortunadamente no hay indicios que apunten en esa dirección.
Por tanto traslado el caballete de pintor que observa las vidas de los otros… a predios más exclusivos.
Aclaro que solo dibujo al escribir, el bosque que otros escritores de opinión no quieren ver… porque solo ven “árboles”.
¡La banca venezolana el pasado mes de diciembre tenía un capital consolidado que se estimó en 80 millones de dólares estadounidenses… con la subsiguiente mega devaluación de este 2018 esa cifra debe haber menguado a la mitad!
Otro tip: En el viejo Caracas Country Club subieron las cuotas mensuales de mantenimiento a 5 millones de bolívares fuertes. Santa Cachucha. ¡Se armó el verguero diría un marabino!
Un porcentaje notable de socios del CCC en seguida protesta “lo injusto de la medida”. Algo extraño siendo casi todos los hombres y mujeres que conforman la multipropiedad del club… “gente de negocios”… quienes aún así no son capaces de caer en cuenta de que la cuota de mantenimiento mensual, al nivel actual de empobrecimiento que todos vivimos… no llega a los 25 dólares.
Lo curioso del caso es que muchos de los socios que protestan el alza de las cuotas en el Country… a raíz de escaseces y penurias que por etas tierras vivimos… decidieron emigrar “part time” a Colombia donde se han hecho miembros de exclusivos clubs de golf que abundan en Bogotá. Allí las cuotas de mantenimiento que estos caballeros religiosamente cancelan antes del vencimiento… fluctúan entre los 80 y los 300 dólares al mes.
En Bogotá y con esto finalizo mi reflexión, funcionan más de 30 canchas de golf. La mayoría construidas recientemente. Mientras tanto en nuestra querida Caracas a duras penas sobreviven las mismas 3 que ya existían hace medio siglo.
En realidad 5 porque el Junko y Manpote se han conurbado con el AMC, pero esas también se construyeron hace mucho tiempo.
El punto es que por medio del petróleo y la narcocomplacencia, en el caso nuestro, y, el narcotráfico principalmente en el colombiano… se han enriquecido súbitamente muchos ciudadanos de aquí y de allá.
¡Ajá!: Así que los cachacos son mucho más proclives a invertir en su patria, aunque sea construyendo canchas de golf… a diferencia de los mega nuevos y antiguos ricos venezolanos… vengan estos de las viejas familias de abolengo que aún frecuentan el CCC… o de las nuevas camadas de enchufados, algunos de los cuales son tildados en las redes sociales como si eso fuese un delito, de ser “negros, militares o recién salidos de los barrios”… quienes aparentemente se contentan por igual con guardar los capitales fuera de las fronteras patrias… cuando no “invertir” sus riquezas recientes o antiguas en mansiones, avionetas, yates, vehículos y amantes ultra costosas.
¡Para dragonear ante los estadounidenses de pura cepa que igual los ven con desdén!
Eso también debe cambiar aunque el tema no fue objeto de discusión en Dominicana.