Paquetes de miseria (II): Apenas tres cajas CLAP en dos años

Paquetes de miseria (II): Apenas tres cajas CLAP en dos años

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A las 11:40 pm, en los caseríos que están a orillas del Kilómetro 13 de la Autopista Regional del Centro solo se oye el viento que golpea los techos de zinc y uno que otro vehículo que pasa a gran velocidad. Pero, de vez en cuando, esa tranquilidad se rompe con el alboroto de un vecino llamado Alexis, el “jefe de calle”.

—¡Luisa!, ¡Carmen!, ¡Rosa! Salgan ya.

—¡Dios, nos van a tumbar la puerta! exclama Carmen mientras corre a abrir la puerta.

Las tres vecinas, en pijamas y medio dormidas, abren las puertas de sus casas.

—Miren, el CLAP llega para el martes o el miércoles, no sé muy bien. Pero necesito la plata para ya. Son 100 mil bolívares, y en efectivo. El que no tenga me avisa, que yo sí la compro. Es el discurso que Alexis dice en cada casa, con su estridente voz.

—Ya va ¿cómo que cien mil? Eso es mucha plata. ¿Qué es lo que trae pues?— cuestiona una de las vecinas.

—Lo de siempre pues: arroz, pasta, granos, aceite, leche, atún. Pero esta trae más, en vez de 1 o 2 de cada cosa, son 6 productos. Si no puedes compro yo la tuya.

—¿Ah y me vas a dejar sin comida? No, yo veo cómo resuelvo ¿Hasta cuándo hay chance de pagar eso?

—Hasta mañana. En la noche yo regreso a buscar lo que falta y para decirles si llega mañana mismo o no.

Alexis se retira. Las tres mujeres se miran y una de ellas dice: “Siempre que viene con la bulla pienso que atropellaron a alguien. Es molesto y bueno a la vez; te despierta de un susto, pero al mismo tiempo sabes que tendrás comidita”.

El programa gubernamental de distribución de alimentos a precios subsidiados a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) está vigente desde el 3 de abril de 2016, cuando el presidente Nicolás Maduro lo anunció: “Comienza una revolución económica: el sistema de distribución de alimentos del pueblo venezolano. ¿Qué será fácil? No, pero este es el camino”.

Se debía distribuir una bolsa que contuviera los alimentos básicos de la dieta del venezolano como arroz, azúcar, pasta, leche, harinas, aceite, granos, sardinas y atún enlatados. La periodicidad debía ser mensual. En cada área se debía conformar un comité integrado por un vocero del Consejo Comunal, uno de Unamujer, uno de la Unidad de Batalla Hugo Chávez (Ubch) y uno del Frente Francisco de Miranda, quienes se encargarían del proceso distribución de acuerdo al número de familias de la zona y sus miembros.

No obstante, en Hoyo de La Puerta la estructura del CLAP es diferente y más sencilla: un presidente del consejo comunal y un vocero de calle por cada conjunto residencial al que pertenezcan.

En las urbanizaciones que conforman Hoyo de La Puerta, el CLAP ha llegado solo en tres oportunidades desde mayo de 2017. Para ese momento costaba 30.000 bolívares. Tres meses después llegó nuevamente, pero, inexplicablemente, a 27.000 bolívares (contenía pasta, granos, harina, y aceite). En diciembre del año pasado fue la última vez que las vendieron. Repartieron dos cajas que no alcanzaron para todos; una tenía un precio de 15.000 bolívares y otra de 100.000 bolívares. Ambas incluían granos, harina de maíz, harina de trigo, aceite, salsa de tomate, mayonesa y pasta. Obviamente la más barata traía menos productos.

Anzuelo electoral

Tras de anuncio de Alexis, dos vecinas, Carmen y Cándida, cuentan el efectivo para adquirir sus cajas de alimentos. Recuerdan la reunión en la que participaron una semana antes de las elecciones regionales de 2017.

“¡Ya saben, vayan a votar por Héctor Rodríguez! Allá en el consejo comunal me dijeron que en Baruta casi no llega el CLAP porque esta es una zona opositora. Vamos a votar por el gobierno y la caja nos va a llegar cada 15 días. Yo, como jefe de calle, debo estar pendiente de que todos ustedes tengan su Carnet de La Patria para que puedan recibir sus beneficios; si no, no se los van a dar”, dijo Alexis ese diciembre.

Alexis y su estruendo regresan a la urbanización un día después de su anuncio acerca de la distribución de las cajas CLAP para recolectar el dinero, que cada familia debe cancelar por adelantado en efectivo. Pero la caja que ofrece es la que cuesta 100.000 bolívares, por lo que solo recibe solo 300.000 bolívares correspondientes al pago de 3 de las 25 familias censadas en su urbanización.

Alexis cuenta la paca de billetes, los ve por un instante. Hace una segunda oferta: “Bueno, también hay otra de Bs 15.000 trae los mismos productos pero en cantidades menores. Quienes no pagaron deben pagarla hoy mismo, porque a las 10:00 pm hay que buscar esas cajas”. Solo decirlo y las 22 familias faltantes se agolpan a su alrededor entregarle el dinero.

A las 10:30 pm, Alexis, jefe de calle y único autorizado para retirar las cajas, sale en una camioneta hacia la casa de Luis Fanetti, el presidente del Consejo Comunal de La Pared. Allí llegan las cajas. Los alimentos ya vienen empaquetados y listos para su distribución. Los trae un vehículo de Corpomiranda.

A las 2:30 am, Alexis sale del lugar con 32 cajas, 7 más que el número de familias censadas. Las montan en una camioneta. Regresan a la urbanización.

Los vecinos, quienes han esperado pacientemente, ven a lo lejos las luces de la camioneta y, raudos, tratan de ordenarse. Pero cuando el vehículo llega abandonan las filas y lo rodean. Comienzan a bajar las cajas

—¡Les traje a todos cajas de 15.000, no había de 100.000!— informa Alexis.

—¿Aja y nuestros vueltos?— pregunta capciosa una de las tres vecinas que le había entregado 100.000 bolívares.

—Se los traigo en esta semana— contesta Alexis mientras sigue descargando.

—¿Y por qué?— insiste la vecina.

Pero Alexis la ignora y sigue repartiendo las cajas.

Cada familia recibe su caja. Las reciben complacidos. Tres vecinos se quejan de que sus cajas están destapadas. Otro se pregunta por qué se compraron más cajas que las que correspondían de acuerdo al censo.

Cuatro días después de la entrega, Alexis regresa, esta vez para cumplir lo prometido y devolver 85.000 bolívares a las tres familias.

La duda acerca de la compra de las 7 cajas es llevada a las autoridades competentes. “Yo fui a hablar con los del consejo comunal para preguntarles porqué le permitieron a Alexis comprar más cajas y porque vinieron algunas destapadas. No supieron qué responder. Solo me dijeron que podíamos denunciar a Alexis, y que siguiera yendo los miércoles a las reuniones, porque como Alexis nunca va, yo podría reemplazarlo”, contó una vecina que prefirió reservar su identidad.

Protesta frustrada

En Hoyo de La Puerta la espera por la comida siempre suele sobrepasar las cinco horas. Los montos no siempre son los mismos, en algunas urbanizaciones se venden más baratos que en otras. Se supone que Corpomiranda fija un precio único. Los vecinos siempre cuestionan que deban pagar entre 2.000 y 5.000 bolívares más por el transporte. Alegan que si lo subsidia el Estado, no deberían pagar nada más. En diciembre no llegó el pernil ni el combo navideño que había prometido el gobierno, Las cajas no alcanzaron para todas las familias censadas.

Estas fueron algunas de las quejas de los vecinos de dos urbanizaciones de Hoyo de La Puerta quienes intentaron cerrar la Autopista Regional del Centro el 8 de febrero para exigir la caja de alimentos. La Guardia Nacional Bolivariana llegó al lugar y los dispersó con gases lacrimógenos.

Los vecinos de Hoyo de La Puerta llevan 60 días esperando. Cada noche se acuestan a la expectativa de que el jefe de calle les interrumpa el sueño con el alboroto del CLAP.