No es tarea fácil derrocar la dictadura. Pero todas las condiciones están dadas para sacar definitivamente con políticas democráticas, a quienes han acabado con la civilización Venezolana, convirtiéndonos en una selva dirigida por la internacional comunista desde Cuba.
Marianela Salazar, construye el retrato de un hombre acorralado, un Maduro lleno de miedo, cuya farsa electoral es un papagayo sin rumbo en vientos huracanados. Dice la periodista que “el mundo se le hace chiquitico”. El autócrata sabe que ni en el mar de la felicidad será recibido. Ellos usan los sirvientes y después no quieren verlos ni de reojo.
El mismo miedo los lleva a ver fantasmas. Las realidades no se construyen con especulaciones. La invasión no es un método para estos tiempos. Otra cosa es que el mundo democrático intervenga humanitariamente, que será una medida basada en el derecho internacional y de común aceptación por los organismos multilaterales y los países que les conforman. Lo que pasa, es que es tanto su temor, que ya se ven retratados con el uniforme de Noriega y eso llegará, pero cumpliendo con todos los pasos que ofrece la Justicia, que ellos han desaparecido, para actuar como mafias del terrorismo internacional. De lo que sí tendrán que cuidarse es de sus pares, que no permitirán que los delaten y saldrán a por ellos. La ley de las mafias es que la lengua se guarda en el infierno.
Debemos comprender que el mundo democrático se organizará no para conformar otra dictadura. Por lo que no debemos caer en el facilismo de las ilusiones. Bien ha señalado Antonio Ledezma, que es necesario construir una metodología para la intervención humanitaria y en cada parte del mundo buscar los aliados para esa gran plataforma.
No vivamos “en la cresta de una quimera”: “que los barcos ya están en la frontera, que los aviones”, etc. Lo único cierto es que la dictadura subsiste pero está a punto de un empujón. En cada lugar del mundo se deben instalar los comités para la intervención Humanitaria, y los líderes, ahora en el exilio, como el exalcalde de Caracas, el dirigente Carlos Vecchio, y tantos otros que están formados en el liderazgo democrático, deben ayudar a un entendimiento integral y comenzar las tareas programáticas para la reactivación del país. Tenemos el capital humano, expertos en ciencia y tecnología, en manejo digital y en todas de áreas del saber. No queda tiempo, hay que actuar rápido.
Mientras tanto, que la dictadura llene las falsas planillas de los falsos comicios. Inventen 10 millones de votos, serán esas cantidades de años lo que les espera bajo el actuar de la justicia y pagar así las fechorías que han cometido contra todo un país y sus instituciones.