“Cualquier cosa, cualquier cosa que deba suceder para convocar una elección libre y justa”. Palabras de Leopoldo López en la larga entrevista realizada por el NYT recientemente.
Así es. La dictadura está cerrando la vía electoral en Venezuela. La respuesta de los demócratas, sin vacilar, debe ser luchar por unas verdaderas elecciones presidenciales con garantías para celebrarse a finales de este año, tal como prevé la Constitución.
Seguramente la ONU no convalidará la realización de un evento electoral con presos políticos, con partidos (VP, PJ) ilegalizados arbitrariamente, con Capriles y López inhabilitados y además en el caso de Leopoldo, preso ilegalmente desde hace cuatro años y ahora detenido en su casa, acosado junto a su familia por la policía política; con un CNE parcializado; con una legítima AN desconocida por el régimen y restringida en cuanto a sus competencias; con unas fuerzas armadas infiltradas por el G2 cubano; con una población muriendo de hambre, por falta de medicinas y tratamientos.
Urge un pronunciamiento unitario que, con la mayor amplitud y contundencia convoque al país, con el apoyo de la comunidad internacional, a seguir exigiendo a Maduro la realización de elecciones libres y democráticas.
Pareciera que el régimen y sus seguidores desconocen lo que está sufriendo el resto de los venezolanos, los que no tienen los privilegios de los que gozan ellos. No se quieren dar cuenta del hambre, las enfermedades, la violencia y la desesperación que viven a diario millones de venezolanos.
Los maduristas no pueden desentenderse de la tragedia que vive el resto del país – que por cierto es la mayoría – hundido en la tasa de inflación más alta del mundo, con escasez extrema de alimentos y medicinas, apagones eléctricos constantes, miles de niños muriendo de malnutrición, el auge desenfrenado de la violencia y la criminalidad, los saqueos y disturbios en las calles. No pueden mirar hacia otro lado ante la oleada de venezolanos atormentados, huyendo como pueden para escapar del hambre, las enfermedades, la miseria, la falta de libertad y la desesperanza.
Como bien dice el Padre Luis Ugalde, ya no se trata de un tema que interesa solo a los políticos. Hace tiempo que el asunto compete a todos porque ya no se trata solo de escoger entre democracia y dictadura, sino entre vida o muerte.
Lo hemos dicho muchas veces y no nos cansamos de repetirlo: la única solución para Venezuela es la realización de unas verdaderas elecciones que permitan que todos los venezolanos, incluyendo los que están en el exterior, puedan votar con confianza por un cambio político, económico y social para el bien de todos.
@TablanteOficial
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