El exespía ruso Sergei Skripal, condenado en su país por alta traición, se encuentra hoy en estado grave en un hospital de Salisbury (centro de Inglaterra) con síntomas de envenenamiento, en un caso que recuerda al de Alexander Litvinenko.
El ministro británico de Exteriores, Boris Johnson, afirmó en el Parlamento que el Gobierno del Reino Unido “responderá con contundencia”, si se descubre que Rusia está detrás de la intoxicación.
Por su parte, la embajada rusa en Londres pidió a las autoridades que le proporcionen información sobre “la situación real” del caso para “poner fin a la demonización de Rusia”, mientras que el Kremlin calificó el suceso de “trágico” y negó cualquier implicación en él.
Skripal -doble agente al haber colaborado también para el servicio de espionaje británico MI6- está hospitalizado desde el domingo tras ser hallado inconsciente en un banco próximo a un área de juegos infantiles en Salisbury, pero sin señales de lesiones físicas.
El antiguo espía ruso, de 66 años, está ingresado junto con su hija, Julia, de 33 años, quien fue encontrada inconsciente junto a su padre el domingo, cerca de un centro comercial.
Además de estos afectados, la Policía confirmó hoy que un miembro de los servicios de emergencia del condado de Wiltshire está hospitalizado, después de haber atendido a los dos el domingo.
El exjefe de la unidad antiterrorista de Scotland Yard Richard Walton admitió hoy que, si hubo en este caso una participación estatal en la intoxicación, puede tener “graves consecuencias” para las relaciones bilaterales entre el Reino Unido y Rusia.
La Policía investiga el origen de la sustancia que habría afectado a Skripal y a su hija, mientras que la cadena BBC informó de que dos agentes del condado de Wiltshire, al que pertenece Salisbury, que les atendieron inicialmente, fueron ingresados ayer con “síntomas menores” de intoxicación, como ojos irritados.
El hospital de Salisbury ha catalogado el caso de Skripal de “importante”, aunque hoy pidió a los pacientes que conserven sus citas médicas, a menos que reciban una notificación en sentido contrario.
Como parte de la investigación, las fuerzas del orden cerraron ayer un restaurante italiano en Salisbury, aunque no han indicado si padre e hija pudieron haber comido en el establecimiento.
Un portavoz de la Sanidad Pública de Inglaterra (PHE, en sus siglas en inglés) aclaró hoy que todas las personas que pudieran haber estado expuestas a esta sustancia han sido ya descontaminadas, al ser una “práctica estándar” en situaciones así.
Añadió que en el caso ayudan científicos del Centro de Radiación, Químicos y Peligros Medioambientales de la PHE.
Los medios han mencionado como posible sustancia el fentanilo, un opioide sintético mucho más fuerte que la morfina, que puede ser mortal incluso en pequeñas dosis.
Skripal, según los medios, fue un antiguo coronel del espionaje militar de Rusia, condenado en 2006 a 13 años de prisión por alta traición, tras ser procesado por haber colaborado durante años con los servicios de espionaje británicos MI6.
En 2010 fue puesto en libertad en un intercambio de espías rusos expulsados de Estados Unidos, canje que tuvo lugar en una pista del aeropuerto de Viena, en lo que en su día fue uno de los más notorios desde la época de la Guerra Fría.
Skripal fue llevado al Reino Unido, donde se instaló en Salisbury, donde el exagente llevaba una vida aparentemente muy tranquila.
Este caso recuerda al del exespía ruso Alexander Litvinenko, quien murió en Londres en noviembre de 2006 tras ser envenenado con la sustancia radiactiva Polonio-2010 contenida en un taza de té que tomó en el hotel Millenium de la capital británica mientras estaba reunido con dos ciudadanos rusos, Andréi Lugovoi y Dmitri Kovtun.
La viuda de Litvinenko, Marina, dijo hoy a la BBC que en Rusia todavía funciona la forma de operar de la KGB (antigua agencia de espionaje), pues, “si hay una orden de matar a alguien, así se hará”. EFE