El estado de salud del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia continúa siendo “muy grave” tras el “atroz” ataque perpetrado contra ellos con un agente nervioso, indicó hoy la ministra británica de Interior, Amber Rudd.
Esa titular se refirió a la actual condición del exagente, de 66 años, y su hija, de 33, durante una visita realizada a la ciudad de Salisbury (al sur de Inglaterra), localidad en la que ambos fueron hallados el pasado domingo inconscientes en un banco cercano a una zona infantil tras haber sido envenenados.
En una declaración a los medios, Rudd no reveló hoy ningún detalle nuevo sobre la sustancia detectada en el organismo de Skripal y su hija, ni acerca de cómo ésta pudo haber sido administrada o empleada.
“Comprendo la curiosidad de la gente en torno a todas esas cuestiones, y que quieran tener respuestas; y habrá tiempo para conocer esas respuestas”, comentó la ministra en este sentido.
Sin embargo, observó que “la mejor manera de obtenerlas es dando a la policía el espacio que necesita para poder investigar con cuidado, para llevar a cabo su investigación y para asegurarse de que tendrán todo el apoyo que precisan”.
Por el momento, la ministra aseguró que la “prioridad” del Gobierno será centrarse en este “incidente”: “Por eso estoy hoy en Salisbury, asegurándome de que todo el mundo en torno a lo ocurrido está protegido, y asegurar que los servicios de emergencia han obtenido el apoyo necesario y continúan teniéndolo”.
Un total de 21 personas fueron tratadas como consecuencia del ataque intencionado, según reveló este jueves el jefe de la policía local de Wiltshire, Kier Pritchard.
Esa cifra incluye, además del exespía y su hija, al agente de la policía Nick Bailey, quien también tuvo que ser ingresado tras atender a los afectados en el incidente.
La ministra de Interior confirmó que el estado actual de salud de ese policía “continúa siendo grave, aunque está conversando e interactuando (con la gente)”.
El ex doble agente Skripal colaboró para el servicio de espionaje británico MI6 y fue antiguo coronel del espionaje militar de Rusia, condenado en 2006 a 13 años de prisión por alta traición.
En 2010 salió de Rusia en un intercambio de espías rusos acordado con Estados Unidos, un notorio canje que se efectuó en la pista de aterrizaje del aeropuerto de Viena. EFE