El policía británico Nick Bailey, hospitalizado al igual que el exespía ruso Serguéi Skripal y su hija hace 13 días por su exposición a un agente nervioso en Salisbury, ya no se encuentra en estado “crítico” sino “estable”, confirmaron hoy los servicios sanitarios.
Ese policía tuvo que ingresar en el hospital de la citada localidad inglesa después de haber asistido a Skripal y su hija Yulia, hallados inconscientes en un banco de esa localidad inglesa, tras haber sido envenenados con un componente químico de tipo de militar, desarrollado por Rusia.
Un portavoz de NHS England -servicio público de salud británico- corroboró hoy que el estado actual de salud de Bailey ha pasado ahora a ser “estable”, si bien sigue recibiendo tratamiento médico en la unidad de cuidados intensivos del centro médico Salisbury District Hospital.
Allí son tratados también Skripal y su hija Yulia, cuyo estado sigue siendo “crítico” por su exposición a la toxina Novichok.
Ese incidente, del que Londres culpa al Gobierno de Vladímir Putin, y que continúa investigando la policía, ha provocado una grave crisis entre el Reino Unido y Rusia, que han adoptado duras medidas de represalia, como la recíproca expulsión de 23 diplomáticos.
A ese suceso, se sumó también la apertura de una investigación criminal de Scotland Yard para investigar el asesinato del empresario ruso Glushkov, de 68 años, ex subdirector general de la aerolínea estatal Aeroflot, que fue encontrado sin vida el pasado lunes en este país.
La policía puso en marcha esa pesquisa después de que la autopsia confirmara que el empresario falleció por estrangulamiento.
La crisis entre ambos países sigue agravándose después de que Rusia comunicara hoy al embajador británico en Moscú, Laurie Bristow, convocado por el Ministerio de Exteriores, la expulsión de 23 diplomáticos británicos emplazados en ese país.
Fue la respuesta del Kremlin ante idéntica medida anunciada este miércoles por la primera ministra británica, Theresa May, junto con otra batería de medidas, entre ellas la suspensión de los contactos entre ambos países a alto nivel.
Londres retiró también la invitación de visitar el país al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov y anunció que no enviará representación británica al Mundial de Fútbol que Rusia celebrará este verano. EFE