No soy abstencionista a pesar de mi ADN pero confieso que la razón y el patriotismo me pueden llevar a serlo… de momento.
A esta conclusión llegue en esta Semana Santa.
Fue en la misa de Ramos, llena de bote en bote, con mucha gente nueva, distinta a los vecinos habituales, cuando el sermón del padre Ricardo, párroco de Cumbres de Curumo se unió a la respuesta del cardenal Baltazar Porras quien amablemente me anunciaba “unirse en oraciones al eterno descanso” de un gran amigo de mi padre que recién falleciera.
La gentil respuesta del cardenal Porras se debía al anuncio que en cadena le envié a mis amistades recordando la muerte de una persona a quien muchos creen asocian con el ateísmo. El elocuente sermón del padre Ricardo versó sobre la tragedia ocurrida en Jerusalén cuando Jesús de Nazaret fue llevado a perder un referendo contra cierto ladrón que pasó a la historia como “Barrabás”.
El que todo un Cardenal de la Iglesia, el más brillante entre los nuestros, acepte mi necia propuesta de elevar `plegarias por quien y repito, muchos consideraban ateo o al menos agnóstico que hoy día es sinónimo, revela que Baltazar Porras aún en su elevada posición se dispone a cumplir con el mandato del cura recién ordenado sacerdote que debe velar por todas las almas.
Terminada la misa me preguntaba un grupo de vecinos si yo pienso votar… mi respuesta inspirada en el mensaje del Cardenal y en el sermón del padre Ricardo fue: “Votar o abstenerse no es el dilema, se trata de otra cosa más seria”.
En principio votar por el mal menor no es pecado para decirlo en términos teológicos. El problema estriba cuando no se sabe a ciencia cierta cual será el “mal menor”.
Debido a ese dilema crece el abstencionismo entre quienes no se dejan convencer por la propaganda disfrazada de razonamiento que invade todos los espacios donde uno busca información honesta en nuestros medios.
Dicho de otra manera no se trata de que no hayan candidatos porque los hay… el dilema es otro… como que todos los que se postularon a tenor de lo que proponen serán a todas luces incapaces de frenar siquiera el inmenso drama nacional que es una tragedia histórica para hurtar el título de un artículo de Manuel Isidro Molina, honesto periodista y amigo.
El primero de esos candidatos, quien encabeza las encuestas en un país aburrido de votar consolida votos mediante gestos populistas que son la marca de fábrica de su gobierno. Gestos cuyo único contenido se basa en la injerencia de la administración Trump, coreada por factores de la llamada “diáspora”, muchos de ellos ladrones expatriados, sin el menor decoro político.
Maduro es incapaz de cambiar el rumbo después de las elecciones. Ni siquiera en el lejano supuesto que así lo quisiera y quien mejor que Joaquín Villalobos, ex guerrillero del Farabundo Martí salvadoreño, quien expresó recientemente “los cubanos no están controlando a las Fuerzas Armadas –venezolanas- a través de unos duros revolucionarios ideológicos, sino de una frágil banda de corruptos y narcotraficantes”… la misma banda que impedirá a toda costa que Maduro o quien sea cambie el rumbo… y de rumbo hay que cambiar.
Pero, hay “otros candidatos”.
Falcón debido a su pasado chavista busca ganarse el apoyo entre los círculos financieros del primer mundo: Ayer lo hizo cuando contrató un publirreportaje en la revista HOLA, especializada en chismes, modas y torerías. Luego se buscó un intermediario –no se me ocurre mejor traducción a la palabra “lobista”- con el BM.
Lorenzo Mendoza tiene a su Ricardo Hausmann y Henri Falcón su Francisco Rodríguez… ambos especializados en conseguir fondos a gobiernos populistas… a cambio… ustedes saben… aquí nadie es pendejo y ninguno de estos economistas lo es.
Pero Falcón por una parte anuncia dolarización para frenar la inflación… y al tiempo ofrece regalar bonos en dólares que seguramente se entregarán a través del Carnet de la Patria que es nieto de aquella tarjeta Mi Negra que fue el programa de gobierno en tiempos de Manuel Rosales.
Bonos que ni elevarán la producción o la productividad… y causarán más inflación aún cuando la moneda de cambio sea el dólar.
Hay otros candidatos pero de ellos el único que descuella es el pastor Bertucci quien tiene razón cuando predica valores cristianos pero la pone cuando pretende hacer creer que la solidaridad internacional y no el trabajo nos puede resolver los problemas que origina la falta de medicinas o de alimentos.
Dado que Bertucci no toca el tema económico… y dado que evidentemente lo que domina es la Biblia… me permito recordarle al candidato que Pablo de Tarso, mejor conocido como San Pablo… murió crucificado por su fe cuando predicaba en Roma cosas como “el que no trabaje que no coma”.
Con candidatos demagogos, populistas e ignorantes en materia económica que es el vía crucis nuestro… jamás saldremos del drama.
Tampoco con cualquier candidato a la Presidencia, por la vía que sea, que se niegue a reconocer que Venezuela requiere producir riquezas y que eso solo se logra desmontando las barreras al libre mercado, o, que afirme como lo hacen economistas afiliados, el uno al voto por Falcón y el otro a la abstención, que anuncian cambios de gobierno “sin ajustes”… no saldremos del foso moral, físico e intelectual donde hemos caído.
De ese “foso” solo se sale con políticas de disciplina que dichas con la frase de Churchill nos han de costar “sangre, sudor y lágrimas”… lo contrario es creer en serenatas de burlador de niñas bobas.