El Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario, busca sensibilizar a jóvenes profesionales y estudiantes sobre el fenómeno migratorio que vive Colombia invitándolos a reflexionar sobre el tema, publica El Espectador.
Por Montserrat Saavedra
“El crecimiento con igualdad, la integración dentro de la región, así como la migración, son temas prioritarios para América Latina y el Caribe, una región que debe poner fin a la cultura del privilegio y avanzar hacia el desarrollo económico, social e igualdad ambiental para garantizar a sus habitantes el derecho al desarrollo”. Estas fueron las palabras pronunciadas por la secretaria ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcenas, durante la reunión del Foro Económico Mundial 2018, donde también resaltó lo esencial que resulta ser la migración para la democracia, la diversidad y el desarrollo sostenible de las naciones de la región. Partiendo de lo anterior, la migración masiva de venezolanos hacia Colombia puede ser considerada como un fenómeno que contribuiría al “codesarrollo”, sólo que para lograrlo es necesario que la crisis migratoria sea abordada por el Gobierno colombiano a través de las políticas adecuadas.
Sami Naïr, un politólogo francés especialista en movimientos migratorios, definió el codesarrollo como una propuesta para integrar la migración y el desarrollo de manera que tanto el país de envío como el de acogida puedan beneficiarse de los flujos migratorios. Para él, la migración no es un fenómeno negativo que deba ser evitado, sino algo positivo con un gran potencial a gestionar, donde los migrantes son “seres entre dos mundos” y agentes del desarrollo transnacionales. Por ello, este enfoque considera provechoso el uso de alternativas de gestión que aporten al desarrollo de las naciones de origen y de destino, utilizando como agente de desarrollo al migrante.
Bajo el lente del codesarrollo, los más de 650.000 venezolanos que han migrado a Colombia producto de la crisis en el vecino país cuentan con la posibilidad de borrar esas etiquetas de “delincuentes” en las que los tienen encasillados para convertirse en verdaderos agentes de desarrollo. Esto, si tenemos en cuenta las ventajas generadas por la migración tanto para Colombia como para Venezuela. Por ejemplo, en el país vecino las remesas podrían significar no sólo mayores ingresos, sino también la reducción de la pobreza, el progreso en los sectores de salud y educación, y la promoción de la productividad. Las remesas serían entonces el factor clave para el desarrollo de Venezuela, pues éstas impulsarían la economía nacional mediante el aumento de la demanda de bienes y servicios a través de los gastos de consumo, y se convertirían también en una importante fuente de capital productivo.
Del lado de Colombia, los migrantes llegan al país ofreciendo todo tipo de habilidades y saberes con tal de conseguir empleo, de manera que llenan las brechas del mercado laboral y fomentan la economía del país, todo gracias al emprendimiento, la creación de nuevos empleos, el estímulo a la competencia y la entrada de mayores ingresos fiscales. Además de fomentar el comercio y la inversión, los migrantes contribuyen con innovación, habilidades y nuevos conocimientos, haciendo mucho más competitivos los gremios profesionales, como se puede evidenciar en el sector educativo, el petrolero y el minero. Contrario a lo que muchos colombianos creen, una fracción de los venezolanos que han migrado no son pobres, ni desempleados y mucho menos delincuentes; esta nueva ola migratoria también está compuesta por profesionales, empresarios, inversionistas y emprendedores, lo cual representa la llegada de miles de dólares a Colombia que serán invertidos.
El término “compensación económica” relacionado con la migración describe los beneficios que deja para la sociedad receptora la adopción de la migración, y cómo dichos beneficios se encuentran reflejados en los niveles de crecimiento económico y bienestar social. En el caso Venezuela-Colombia, el grado de compensación económica que recibiría este último, si adopta las medidas regulatorias adecuadas, sería significativamente alto. A pesar de lo argumentado por muchos sobre cómo la migración venezolana incrementaría los niveles de desempleo y criminalidad, la Cámara de Comercio Colombo-Venezolana afirma que este fenómeno no afecta el empleo, sino que puede ser beneficioso, ya que los empresarios llegan con nuevas ideas de negocios, que generan más oportunidades de empleo e incentivos para el desarrollo del país. Por esta razón, los factores claves para el desarrollo de Colombia serían la mano de obra, la inversión de capital y el conocimiento que los migrantes aportan al país.
Si bien es evidente que la migración venezolana tiene todos los elementos necesarios para fomentar el desarrollo de Colombia y Venezuela, es necesario que este potencial sea gestionado adecuadamente por los actores involucrados, es decir, tanto por los migrantes en su papel de agentes del desarrollo, como por los gobiernos de ambos países. El problema radica en que, mientras Venezuela no reconoce la crisis migratoria, Colombia, desacostumbrada a recibir un número tan grande de migrantes, se enfrenta ante dos desafíos fundamentales en los próximos meses. El primero de ellos consiste en lograr la integración de la población venezolana a la sociedad colombiana, recordándoles a sus ciudadanos que Venezuela y Colombia comparten más que una frontera, que en medio hay una historia, un idioma y unas tradiciones compartidas. El segundo reto consiste en la aplicación de nuevas políticas socioeconómicas que permitan a los inmigrantes conseguir empleo y estabilizar su situación, todo con el propósito de evitar el aumento del desempleo y la inseguridad económica.
Garantizarles a los latinoamericanos, y específicamente a colombianos y venezolanos, el derecho al desarrollo del que habló la secretaria ejecutiva de la CEPAL no es una misión imposible. Los migrantes venezolanos a través de las remesas, la inversión de capital, la mano de obra y el conocimiento poseen todos los elementos necesarios para contribuir al desarrollo tanto de su país como del Estado que los recibe. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que si en verdad quieren generar un impacto positivo importante, los migrantes requieren el apoyo de ambos gobiernos. Aunque los venezolanos no pueden recurrir al apoyo de su patria, éstos tienen un país hermano, Colombia, que con la implementación de las políticas socioeconómicas apropiadas empezaría a construir el camino hacia el codesarrollo que tanto necesitan Colombia y Venezuela.