La excarcelación de un líder histórico de la guerrilla maoísta peruana Sendero Luminoso para cumplir arresto domiciliario tras pasar 30 años en la cárcel por terrorismo, provocó rechazo y confronta a Perú con una de las etapas más violentas de su historia reciente.
“¡Muérete basura!, ¡Asesino!, ¡Porquería”, son algunos de los gritos con los que Osmán Morote, exnúmero dos de Sendero, fue recibido el viernes por los vecinos de la casa que ocupará en la localidad de Chaclacayo, 30 km al este de Lima, donde vivirá bajo detención domiciliaria por 36 meses, según ordenó un juez.
Su llegada alteró la paz en esta apacible localidad de unos 40.000 habitantes: un grupo de mujeres inició una vigilia con la intención de lograr que el exlíder Senderista deje el pueblo donde vive su familia.
“Queremos que Morote abandone Chaclacayo, no estamos hablando de un delincuente común, estamos hablando de un terrorista, que ha causado tanta sangre”, declaró una vecina a la televisión.
Morote, de 73 años, era el jefe militar y número dos de Sendero Luminoso al momento de su captura en 1988 en Lima.
Se trata del más alto dirigente del grupo maoísta excarcelado entre los cerca de 5.000 militantes senderistas que han recuperado su libertad desde 2001.
“No me sorprende la reacción negativa, a Perú le gusta la cadena perpetua: quien entra no debe salir”, dijo a la AFP el analista político Mirko Lauer.
– Página cruenta –
La ola de rechazo a la excarcelación desnuda los problemas de Perú para voltear una página cruenta de su historia: el conflicto interno que desató Sendero Luminoso dejó casi 70.000 muertos entre 1980 y 2000, según la Comisión de la Verdad y Reconciliación.
Morote dejó al mediodía del viernes la prisión de Piedras Gordas, 40 km al norte de Lima, en un vehículo particular que salió escoltado por media docena de autos policiales.
Además de Morote, fue excarcelada otra exdirigente de Sendero, Margot Liendo, quien también cumplirá arresto domiciliario, según dictaminó un tribunal el martes.
El rechazo a la decisión judicial se extiende también al presidente Martín Vizcarra, fiscales y exjefes de las fuerzas armadas, para quienes resulta inconcebible que un condenado por terrorismo esté libre a pesar de haber cumplido su sentencia.
“Me siento indignado por la excarcelación de Morote y Liendo”, dijo al canal N de televisión el general en retiro Otto Guibovich, exjefe del Ejército.
La justicia dispuso que Morote cumpla arresto domiciliario hasta que concluya el juicio por un atentado de 1992 por el cual es procesado con el resto de la cúpula de Sendero.
Un tribunal ordenó 36 meses de detención domiciliaria para los exjefes senderistas mientras dure ese juicio.
En caso de ser declarados culpables, retornarán a prisión.
El fundador y jefe de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán, cumple una condena a perpetuidad desde 1992.
Sendero Luminoso fue derrotado militarmente el 2000, y sólo subsisten remanentes disidentes aliados al narcotráfico, que actúan sin vínculo con la agrupación.
Sus métodos cruentos le valieron comparaciones con el feroz Jemer Rojo de Camboya.
Desde hace una década Sendero Luminoso, que fue ilegalizado como partido, pugna por actuar en política a través de un movimiento afín. Las autoridades han rechazado su pedido.
Morote estaba preso desde 1988 y debió salir libre en 2013 al cumplir su condena de 25 años. Pero desde entonces la justicia le abrió tres nuevas causas y dictó prisión preventiva, medida insostenible al rebasar el tiempo máximo legal permitido de 36 meses.
Abimael Guzmán fundó Sendero Luminoso en 1969 en la ciudad andina de Huamanga, en Ayacucho, una de las regiones más pobres y de economía agraria del país.
AFP