Los cortes de luz, a veces más de una vez en un día y por varias horas, han arreciado en ciudades del occidente de Venezuela, sin una solución visible y con argumentos sobre las causas que van desde vandalismo y sabotaje hasta el impacto de la sequía y la falta de inversión.
El problema, que se suma a la hiperinflación y escasez que enfrenta la población del país petrolero sudamericano, ocurre pese a que el Gobierno socialista suspendió hace una semana un plan de racionamiento eléctrico, cerca de un mes después de que lo había ordenado por el bajo nivel de los embalses.
“El día que el ministro dijo que se suspendían los cortes, hubo un apagón de seis horas”, afirmó Nelly Moreno, una auxiliar de enfermería de 32 años, cuando esperaba que volviera la luz en su casa en la ciudad fronteriza de San Cristóbal. Habló dos días después de ese anuncio.
El ministro para la Energía Eléctrica, Luis Motta, denunció esta semana que varias unidades que distribuyen electricidad han sido incendiadas e hizo un llamado a la colectividad a estar alerta.
“Denunciemos cualquier situación que vean extraña cerca de las estaciones, porque esto es un plan que está bien definido y que está en marcha”, aseguró en declaraciones a la televisora estatal.
La compañía eléctrica estatal Corpoelec, dirigida también por Motta, había ordenado en marzo un plan de interrupciones de luz por cuatro horas diarias en seis estados en medio de la sequía, pero resolvió levantar la medida por una mejora en el nivel de los embalses.
“Aquí no hay apagones, sino alumbrones, porque la luz se me va hasta 12 horas en varios cortes por la mañana, la tarde y de madrugada”, dijo Carmen Zabala, una trabajadora del sector público que vive en la calurosa ciudad de Maracaibo.
En los últimos años, las fallas eléctricas suelen recrudecer en la nación cuando menguan las lluvias y los embalses quedan sin caudal suficiente para la operación de las plantas de energía hidráulica que surten la mayor parte de la electricidad.
Pero el Gobierno del presidente Nicolás Maduro, que busca la reelección en unos comicios previstos para mayo, ha denunciado que el parque eléctrico es víctima de constantes actos vandálicos que causan las fallas.
Los testigos consultados por Reuters relataron que las interrupciones ocurren sin aviso y dañan electrodomésticos. En poblados fronterizos optan por comprar cada día los alimentos a consumir por temor a perderlos tras la falta de refrigeración cuando las fallas se prolongan por más de 12 horas.
“Estamos con la incertidumbre, no sabemos a qué horas van a cortar la luz hoy”, comentó Yoselin Cote, un ama de casa de 31 años de edad que vive en una barriada popular en San Cristóbal y ha sufrido fallas diarias en los últimos días.
Por Anggy Polanco y Isaac Urrutia/Reuters