19 de Abril, de 1810 a 2018: La soberanía reside en el pueblo Por María Auxiliadora Dubuc

19 de Abril, de 1810 a 2018: La soberanía reside en el pueblo Por María Auxiliadora Dubuc

Esta semana se celebró el 19 de Abril de 1810, fue un jueves santo cuando se inició en Caracas el comienzo de una nueva etapa en la historia de Venezuela. Ese día  se registraron, hechos de gran relevancia, ya que se conforma un nuevo gobierno autónomo aunque dependiente, previo un gran debate político y filosófico fundamental para la época.

De esta manera se desarrolla una Sesión Extraordinaria del Cabildo de Caracas en la que participaron ciudadanos influyentes de la época, para debatir asuntos relacionados con la situación de la monarquía española. Para esa fecha, la Capitanía General de Venezuela se encontraba bajo la dependencia de una monarquía sin rey, cuyo paradero era desconocido, se produjo entonces un acto de lealtad a la monarquía, frente a la Revolución Francesa.  

 

De esta manera, gracias a la influencia de hombres como Juan Germán Roscio y el padre José Cortés de Madariaga,  con el apoyo de parte del pueblo y de importantes sectores de las fuerzas armadas, tanto de los batallones de veteranos como de milicias, así como de destacados personajes del clero, la sociedad y de los intelectuales, depusieron al gobernador y capitán general Vicente Emparan y a los demás altos funcionarios españoles, enviándolos al exilio. Dicho movimiento revolucionario que se llevó a cabo de una manera incruenta, en definitiva tuvo un impacto en los campos político, económico, social y cultural no sólo de Venezuela sino de toda Sudamérica. Se logró entonces  la conformación de la Junta Suprema de Caracas en Defensa de los Derechos del Rey Fernando VII y en rechazo a la autoridad de José Bonaparte. Fueron los primeros pasos hacia la independencia que luego se cristaliza en la declaratoria de Independencia del 5 de Julio de 1811 y la aprobación de la primera Constitución Nacional el 21 de diciembre de ese mismo año.

 

Los hechos impulsados por el padre Cortés de Madariaga en un acto en una plaza al incitar al pueblo para que rechazara al capitán general de Venezuela, el español Vicente Emparan lograron se demostrara la premisa de que la “soberanía reside en el pueblo”, ya que fue el pueblo quien se pronuncia y toma decisiones.

Recordar estos hechos históricos hace inevitable pensar en la condición en que se encuentra nuestra Venezuela actualmente, de tal manera que la fecha nos llena de profunda tristeza e indignación por la situación de precariedad y miseria que se vive en el país.

 

Producto de la terrible crisis en que vivimos y el peso de una gran cantidad de problemas que llevamos sobre los hombros los venezolanos, vivimos un día a la vez, pero el ambiente que se respira además de absolutamente gris, es de una indiferencia generalizada que ya se torna alarmante.

 

La dinámica social, económica y política y la absoluta decepción en la que los venezolanos nos encontramos inmersos, nos conduce a intentar sobrevivir, ya que llevar el sustento al hogar constituye una proeza y ni hablar de conseguir las medicinas o enseres de primera necesidad.

De este modo,  sin esperanzas, desprovistos de los más mínimos propósitos o sueños de cambio, seguimos aquí, estoicamente, tanto así que hasta ese afán de luchar por el rescate de los más mínimos valores y principios ha desaparecido, convirtiendo a un pueblo aguerrido en uno absolutamente conformista.

Diariamente el gobierno monta su show, para demostrarle al ciudadano quien tiene la sartén por el mango, así toma decisiones puntuales públicamente, decisiones estas que afectan la vida de los ciudadanos de a pie, manera impactante, sobre cada uno, haciendo valer su poderío, desde lo más superfluo hasta en lo más sensible, de esta manera el totalitarismo constitucional campea, a tal punto que luce imposible de combatir, porque lo hemos intentado todo y al parecer nada funciona, de modo que poco a poco hemos  perdido la libertad alcanzada, esa cuyos primeros pasos recordamos el 19 de abril.

Atrás quedaron los días en que luchábamos por la reconquista, la lucha en la calle, a brazo partido, las manifestaciones de descontento, porque a pesar del esfuerzo y sacrificio de otrora, todo continúa igual, por decir lo menos, porque día a día vemos como la situación económica más bien se agrava y aprieta como soga al cuello, todo ello como consecuencia de la falta de interés por parte del gobierno en resolver la crisis.

Como si fuera poco, en este año electoral, reaparecen de la nada personajes políticos con propuestas, más de lo mismo, pero el ciudadano común, al haber sido engañado durante muchos años, esta picado de culebra y ante tantas dudas crece la desconfianza, por cuanto se ven claramente “las costuras” de la ambición desmedida de gobernantes falibles, ambiciosos y crueles, definitivamente proclives a la corrupción.

Así el venezolano se muestra un ciudadano huérfano de una esperanza verdadera, de una libertad genuina, de una paz, que le brinde la tranquilidad que añora desesperadamente. Pero a pesar de todo, el venezolano es noble, los deseos de independencia y libertad yacen en su corazón, están como dormidos, lo que ocurre a mi modo de ver es que nos falta ese empuje,  esa luz que nos ilumine el camino, que nos guie en la senda que debemos tomar y que nos permita ver con claridad hacia el futuro.

La salida no está en sumergirnos en un conformismo definitivo y aceptar todo lo que nos viene encima de manera pasiva, aun cuando estemos agotados es importante accionar, se hace urgente retomar nuevas fuerzas y hacer todo lo que la buena conciencia nos indique, en el marco de nuestras capacidades, fortalezas y oportunidades, por lo que en este orden, debemos mirar alto, retomar nuestra fe y confianza en nosotros mismos para así, a pesar de las circunstancias adversas lograr avanzar, poder reconquistar la libertad de nuestro país y defender nuestra soberanía, tal cual lo hizo el pueblo de Caracas, un 19 de abril de 1810.

MARIA AUXILIADORA DUBUC

@mauxi1

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