La desasistencia social y el abandono del régimen se manifiestan con mayor intensidad en las zonas menos pobladas de nuestro país, donde habita el 25% de nuestra población. Esta población está asentada en su mayoría en el medio rural. Allí el 74% de sus habitantes, es decir, más de dos tercios de las familias que pueblan esas regiones, se encuentran en situación de pobreza estructural.
La inmensa mayoría de los habitantes de las zonas rurales de nuestro país, dependen económicamente de forma directa o indirecta de la actividad pecuaria, pesquera y de la agricultura vegetal. Estas actividades, que son el eslabón primario de la cadena de la producción de alimentos, han sido las más golpeada por la política destructiva del gobierno. Como ya lo hemos señalado, por razones ideológicas y para beneficiar los actos de corrupción de la boliburguesía importadora, el régimen intervino y reguló todas las actividades económicas del sector primario de la producción de alimentos, mediante el irrespeto a la propiedad y al estado de derecho.
En el medio rural campea el desempleo y la ocupación informal debido a que los niveles de desinversión económica son superiores al de las zonas urbanas. Los gremios de la producción agrícola han dado cifras aproximadas sobre la ocupación en el campo: la tasa de desempleo está situada en un cuarenta por ciento, el empleo formal ronda el veinte por ciento y la ocupación informal otro cuarenta por ciento.
La devastación del sector de la producción primaria por parte del régimen, trajo como consecuencia no sólo la crisis humanitaria por la escasez y la carestía de los alimentos que sufre el noventa por ciento de nuestra población, también aniquiló la modesta condición de vida en el medio rural.
Este año la producción agrícola continuará descendiendo y la capacidad de ocupación disminuyendo. El normal desempeño de los cultivos que generan mayor cantidad de puestos de trabajo, continúa siendo afectado debido a que el régimen monopoliza, a través de Agropatria y del control de cambio, el mercado de insumos agrícolas en nuestro país. Los circuitos de la producción hortícola, cafetalera, del cacao, de la caña de azúcar, de la papa, de los cereales y de las oleaginosas, han tenido que reducir dramáticamente su superficie de siembra y se ha afectado la productividad, a causa de la falta de semillas, agroquímicos y fertilizantes.
Para darle un “parao” a este desastre y para rescatar la población rural y al resto de nuestro país, es necesario cambiar este régimen por un gobierno democrático que se ocupe de la gente. Un gobierno que aproveche todos nuestros inmensos recursos y los utilice en función del bienestar social de la población.
Hemos estado trabajando en este sentido. Existen planes de recuperación, tanto de la producción agrícola como de las condiciones de vida de la población rural. Los recursos están disponibles en las instituciones financieras internacionales solo tenemos que unirnos y luchar para salir de este “paquete cubano”. Venezuela puede recuperarse a corto y mediano plazo, estamos preparados para ello.
@fernandocaminop