La pregunta que titula es recurrente y plenamente justificada. Si usted es político y alguien lo reconoce en la calle, ahí va: Dígame usted, diputado; dígame usted, doctor; dígame usted, don fulano: ¿Qué vamos a hacer el 20 de mayo?.
La estrategia de deslegitimar al régimen surgido del simulacro electoral está presumiblemente clara para la dirigencia política opositora, no lo está suficientemente para la mayoría de los venezolanos.
La falta de explicación confunde y la confusión deviene en incertidumbre que multiplica la interrogante en la medida en que pasa el tiempo y se acerca el día de marras.
Por supuesto, es lógico que así sea porque transcurren los días y nadie desde la MUD, el Frente Amplio, ni desde ninguna instancia política opositora reconocida ha dicho, hasta ahora, qué hacer el 20 de mayo.
Las explicaciones de la ausencia de respuesta son múltiples. Comentemos brevemente cuatro de ellas.
1. La falta de dirección política que asuma su responsabilidad por todo el medio de la calle; ora porque parte de ella está presa o en el exilio, ora porque la que anda libre está atemorizada y prefiere escurrir el bulto.
2. La consabida falta de acuerdo, derivada de lo antes dicho. Si se dificulta el reunirse pues más difícil se torna el acordarse.
3. La idea, anidada en la dirigencia opositora, de que la mayoría de la gente no quiere votar, hace suponer, erradamente, que no es necesario dar una línea política clara y firme orientando a los venezolanos sobre qué hacer el 20 de mayo.
4. Los intereses personales ya bastante señalados -y repudiados- que en circunstancias de normalidad democrática fueran completamente legítimos pero que en las actuales condiciones no tienen ninguna razón de ser.
Esta parálisis opositora es penosa, desanima a los venezolanos y da ventaja al régimen y a quienes (por buena voluntad o por viejas y malas mañas) le hacen comparsa para legitimarlo. Permitiéndole desatar una intensa y hábil campaña que apunta en dos direcciones complementarias para aumentar la participación que legitime el Pranato gobernante.
1. Debilitar el argumento del desconocimiento internacional al simulacro electoral al tratar de vender con medias verdades, censura y autocensura ciertos hechos (el restablecimiento de relaciones con España y Panamá y las recientes declaraciones del embajador norteamericano en la OEA, entre otros) como un proceso de regreso a la normalidad diplomática que apuntaría al reconocimiento mundial del simulacro electoral para legitimar a Maduro. Nada más falso y las pruebas están a la vista porque el restablecimiento de relaciones no ha cambiado, para nada, la visión que ellos tienen del régimen.
2. Propagar la falacia de que los barrios quieren votar y sólo se niega a hacerlo la clase media “frustrada”, “enferma” y “radical”, que “alimenta la diáspora” “porque prefiere huir que quedarse a luchar”. Una forma de presionar abochornando y aislando a la clase social que ha sido vanguardia durante veinte años en la lucha contra la dictadura, para que legitime con su participación el fraude electoral.
Por supuesto, los efectos de la parálisis y la campaña de los “rusos que también juegan” comienzan a sentirse. No sólo en la gente común y corriente sino en sectores politizados generadores de opinión quienes expresan legítimamente sus “dudas”, su derecho a preguntar “¿cuál es el plan?” o a denunciar que “la respuesta no puede ser más inercia”. O peor aún, con el bochornoso goteo de diputados que votan hoy el antejuicio de mérito y al otro día llaman a votar faltando a su compromiso con el pueblo y a su juramento de defender la Democracia con la Constitución y las leyes por delante.
Pues bien, desde mi modesta posición política no pienso retratarme en ese lote que no fija posición. Y lo hago desde mi convicción de demócrata que nunca en su vida ha dejado de votar, pero sobre todo desde el pleno convencimiento del valor del voto para elegir no para legitimar la tiranía:
El 20 de mayo va a ocurrir un fraude cantado, grotesco, como lo ha dicho y repetido hasta la saciedad la comunidad internacional.
¿Porque?
Porque esa misma comunidad internacional ha dicho que no reconocerá “unas elecciones falsas” e “ilegítimas”.
Porque será un simulacro electoral echo a la medida para legalizar la dictadura.
Porque es la fase final de un golpe de Estado por cuotas para imponer la constitución hecha por la “constituyente cubana”.
Porque ese adefesio constitucional conculcará definitivamente nuestros derechos civiles y políticos.
Porque destruirá lo poco que queda de república eliminando su principal fundamento: el voto universal, directo y secreto para institucionalizar el Pranato como forma de gobierno.
Porque destruirá la nación y profundizará la tragedia del hambre, el padecimiento de la falta de medicinas, el drama de la inseguridad y el bochorno de la corrupción.
En suma:
Porque nos hará más pobres de lo que ya somos.
Por todo eso mi llamado para el 20 de mayo es a a ¡NO VOTAR!, a quedarnos en nuestros hogares.
Y a ¡VOTAR NULO! en caso de ser obligados por la fuerza o el chantaje que juega con nuestra hambre
La consigna para el 20 de mayo es sencilla: ¡Todos contra el fraude!
La imagen de unas calles vacías, de unos centros electorales desiertos será muy poderosa ante el mundo contra el fraude, contra Maduro y por el cambio político para reconstruir el sistema democrático liberal venezolano.
Quedarnos en casa el 20 de mayo es manifestar nuestro rechazo pacífico pero contundente a este régimen incapaz, corrupto y ladrón.
PD: Por supuesto, no hay que llegar al 20 de mayo en frío. Es indispensable, cuanto antes, decidir acciones previas de impacto y de envergadura. Actuaciones para expresar nuestro rechazo, exigir la suspensión del simulacro electoral y condiciones para un proceso limpio y democrático. Pero ese es otro tema fuera del alcance de este Corto y Picante.
Otrosí: Los argumentos técnicos contra el simulacro electoral abundan. Me quedo en mis argumentos políticos, y no voy a caer en la trampa de un debate interminable al respecto.
#ParticiparEsAceptarElFraude
#ParticiparEsLegitimarAMaduro
#ParticiparEsLegitimarLaCausaDelHambre
#ParticiparEsAceptarLaTragediaQueSufrimos
#ParticiparEsLegitimarLaCausaDeLaCrisis