Por medio de las redes sociales se hizo viral un video en el que un colombiano que iba en un vehículo se encuentra con venezolanos que caminaban desde Cúcuta a Cali, escapando de la crisis social que atraviesa su país.
En el mencionado material audiovisual se puede apreciar como este señor les pregunta a los venezolanos de dónde vienen y hacia dónde se dirigen, a la vez que le da a cada uno un billete para que “puedan comer algo”.
El señor que circulaba en el carro compara el presente de Venezuela con el posible futuro de Colombia, ya que menciona al candidato Gustavo Petro como el posible autor de una hipotética desgracia que pasaría Colombia en caso de que el socialismo gobierne el país neogranadino.
“Esto es lo que sucedería si Petro gana, véanlo”, dice el señor en modo de reflexión para todos los ciudadanos de su país.
Dicho incidente sucedió en una vía que conecta a Colombia con Venezuela, donde ya algunos periodistas han revelado en diferentes reportajes la violencia paramilitar, el narcotráfico y la corrupción que hacen vida en las zonas fronterizas.
En el 2016 la organización Insight Crime alertó en un informe que “la frontera colombo venezolana podría ser un corredor clave para la cocaína, y por ende podría intensificarse su actividad en un futuro cercano”.
“La posición de Zulia en la frontera con Colombia lo convierte en un punto de entrada estratégico para los envíos de droga colombianos, y es probable que esta tendencia aumente en el corto plazo”, relata el informe.
En el 2017, una red de carácter trasnacional dedicada al tráfico de cocaína y heroína que operaba en la frontera con Venezuela fue desarticulada por la Fiscalía colombiana y la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA). En la operación, que se concretó tras dos años de investigaciones de la Unidad Nacional Antinarcóticos e Interdicción Marítima (UNAIM) de la Fiscalía y la DEA, fueron capturadas 11 personas, entre ellas dos ciudadanos venezolanos.
Según relató la DEA, “la droga era enviada vía terrestre desde otros lugares de Colombia hacia el departamento de Norte de Santander, fronterizo con Venezuela, donde era camuflada en artículos para la higiene personal o en maletas de doble fondo que “mulas” se encargaban de llevar hasta el país vecino”.
En un reportaje publicado por la agencia de noticias EFE realizado en el 2015, se denunció que la presencia de los paramilitares en la zona fronteriza ha aumentado a grandes escalas y que dicho grupo delictivo actúa sin ningún tipo de control.
“En la frontera difícilmente se habla de los paramilitares en grupo. Si hay más de dos personas, nadie toma la iniciativa de referirse a ellos; no los cuestionan, son el secreto a voces, porque para los vecinos el niño que corre, el vecino o el motorizado que pasa, son los ojos y los oídos de los paramilitares”, reza el trabajo de investigación.
El pasado 1 de marzo de 2018, el dirigente del PSUV, Freddy Bernal, denunció que siete presuntos paramilitares colombianos fueron abatidos en la frontera colombo-venezolana en un enfrentramiento con funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc).
“El martes se produjo un enfrentamiento entre funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y un grupo paramilitar colombiano denominado Los Pelusos, filial de las autodefensas, en el que se dio de baja a siete paramilitares colombianos, cinco del género masculino y dos del femenino”, dijo Bernal.
No sabemos quien era “el buen samaritano”, ni de donde provenía el dinero que muy amablemente dispensó a cada uno de los venezolanos con los que se cruzó, y que desesperados decidieron aceptar. Cada venezolano que cruza la frontera queda a la buena de Dios y bajo los riesgos de los flagelos de cada país de la región.
Sea cual sea los destinos de estos hombres que cruzan a pie la frontera en búsqueda de un mejor destino, está en ellos eludir los peligros, incluso de los que se ocultan detrás de las buenas intenciones.